Los escritores de libretos cinematográficos y para televisión de Estados Unidos llevan algún tiempo en huelga y el resultado es que se ha interrumpido mucha producción de cine y una buena parte de los programas de TV han dejado de salir al aire. Los escritores consideran que su labor es lo suficientemente importante como para que ellos reciban, además de su pago por escribir los libretos, regalías de las repeticiones de la presentación de lo escrito por ellos. Igualmente desean garantías en sus condiciones de trabajo, sobre todo desde el punto de vista de la seguridad.
Todo esto está bien, pero además que toda la industria del cine se haya parado, demuestra que la labor del escritor es fundamental para hacer películas o programas de TV. La razón de esto ya la dijo nadie menos que Akira Kurosawa: “Con un gran libreto hasta un director de segunda puede hacer una película de primera pero con uno malo ni siquiera un brillante director puede hacer un gran filme”. Lo que ha sucedido es que los cineastas franceses de la nueva ola, en especial Alexandre Astruc, plantearon que el autor real de una película es el director y desde ese entonces el director ha sido endiosado y los demás colaboradores han sido dejados de lado. El resultado de eso ha sido una especie de menosprecio de la labor del libretista y, en el fondo, esta huelga, además de las mejoras económicas, busca que se reconozca que el creador básico es el escritor. Esto desde luego no caerá bien a quienes siguen ciegamente la teoría del director como autor, pero tiene mucho de lógica.
La huelga ha demostrado una vez más lo básico y esencial para la creación que es el trabajo del escritor y, sin duda, el reconocimiento de este hecho podría ser una de las grandes consecuencias de este paro de escritores.
