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El caso de los niños perdidos y felizmente encontrados después de un accidente aéreo es una saga de la vida real, pero da la oportunidad de recordar cómo en la literatura abunda ese argumento de personajes extraviados que han sido rescatados. La primera obra que viene a la mente es Robinson Crusoe, un náufrago en una isla desierta. Es una novelización hecha por Defoe de las aventuras reales de Alexander Selkirk, que además es considerada por muchos críticos la primera novela inglesa. Esta obra inspiró otra llamada La familia Robinson suiza, que cuenta las peripecias de una familia que naufraga en las Indias Orientales y cómo sobreviven allí. Ya antes Shakespeare había escrito su drama La tempestad, donde un monarca es abandonado en una isla por traidores cortesanos y familiares.
Si no se va a ser literal uno podría pensar en Kafka, cuyas novelas, especialmente El proceso, muestran a personas cuya mente ha naufragado. Hay críticos que consideran que la transformación del protagonista de La metamorfosis en una especie de cucarrón solo sucede en la imaginación del personaje o sea que no es una metamorfosis real, y eso implicaría igualmente una mente perdida. Pero el caso de Kafka es excepcional y si se sigue con personas en la literatura que han naufragado realmente, hay que citar los casos de Simbad, el marino en Las 1.001 noches, y el de Gulliver., dos desafortunados que parece que se viven perdiendo, lo cual desde luego da lugar a diversas aventuras.
Julio Verne hizo varias novelas sobre muchachos perdidos, entre las cuales se destacan Los hijos del capitán Grant y Dos años de vacaciones, que al usar el argumento de los niños perdidos muestra la razón por la cual son tan apasionantes esas historias. Hay otra obra que es una de las grandes de la literatura del siglo XX llamada El señor de las moscas, de William Golding., ganador del Premio Nobel, que ha sido llevada al cine en varias ocasiones. En esta novela se muestra a un grupo de muchacho perdidos en una isla desierta que tratan, sin éxito, de iniciar una sociedad donde se puedan gobernar por sí mismos. La novela tiene fondo de gran importancia, como la manera en que surgen actitudes irracionales, la creación de una moralidad propia e incluso la desaparición de la individualidad.
Como se ve por lo anterior, la vida real una vez más ha reflejado a la literatura, aunque desde luego casos auténticos de personas perdidas y rescatadas han abundado. Lo cierto es que se recuerdan más los libros escritos sobre esas circunstancias que a las personas reales que así sufrieron, como les pasó a los niños perdidos en la selva del Guaviare.
