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Peter Maxwell Davies, quien murió hace unos días a la edad de 82 años, no solo fue uno de los más importantes compositores británicos de nuestros tiempos, sino uno de los nombres fundamentales dentro de toda la música contemporánea.
Fue una voz original, un músico que creía que se podía emplear un lenguaje contemporáneo sin necesidad de ahuyentar al público y cuya obra en su conjunto cubre muchas de las creaciones más importantes de nuestros tiempos. Fue además entusiasta divulgador musical que afirmaba que uno de los problemas de la música de hoy era que no había quién la tocara y por eso estuvo al frente de conjuntos musicales que él creó para mostrar en forma generosa qué estaba sucediendo con el arte musical.
Maxwell Davies estuvo en Bogotá en un par de ocasiones, con el patrocinio del Consejo Británico, al frente de uno de los grupos que fundó, el llamado Los fuegos de Londres, que básicamente usaba el conjunto instrumental que Schonberg inventó para su Pierrot Lunaire, una de las obras que marcan el siglo XX musical, y de hecho en uno de los conciertos que presentó hizo una brillante versión teatralizada de esta obra. La sorpresa fue mayúscula puesto que en todos sus conciertos se llenó el Colón con un público entusiasta que vino a conocer música contemporánea importante, no solo la mencionada, sino también obras propias de Maxwell Davies. Demostró así su opinión de que lo que le falta al arte musical contemporáneo es la oportunidad de ser escuchado y que, cuando esa oportunidad se crea, la respuesta será positiva.
La obra de Maxwell Davies incluye seis óperas, diez sinfonías (él se burlaba de la creencia supersticiosa que dice que los compositores mueren después de su novena sinfonía), una cantidad de conciertos para diversos instrumentos y mucha música de cámara, incluso un ciclo de cuartetos de cuerda compuestos por encargo directo de una casa fonográfica. Hay también una obra curiosa titulada Ocho canciones para un rey loco, donde lleva los recursos de la voz humana a límites insospechados. Cuando fue nombrado en el puesto oficial de Maestro de la Música de la Reina, aceptó a pesar de que sus creencias eran antimonarquistas y luchaba políticamente para que Inglaterra se convirtiera en una república sin reyes. La razón que dio es que desde ese puesto podía hacer mucho para ayudar al patrocinio de la nueva música inglesa.
La muerte de Maxwell Davies priva al mundo de la música de una de sus voces más elocuentes y que, a pesar de ser poco conocido entre el gran público, deja una obra importante e impresionante y que asegura que su música se oirá por mucho tiempo.
