La primera piedra de la famosa Torre de Pisa fue colocada el 9 de agosto del año 1173, o sea que hace unos días se conmemoraron los 850 años del inicio de la construcción de uno de los más curiosos patrimonios de la humanidad, declarado así por la Unesco, aunque la realidad es que esta declaración no fue hecha por las características estéticas del monumento, sino porque al poco tiempo de comenzar la construcción, la torre comenzó a inclinarse y a lo largo de los siglos, ingenieros y arquitectos recurrieron a toda clase de mecanismos para enderezarla y evitar que se cayera. No es, como algunos ingenuos creen, que se haya tratado de construir una torre inclinada, sino que el suelo sobre el cual se comenzó a erigir era muy blando y eso hizo que su cimentación no fuera suficiente.
La torre en realidad se había diseñado como campanario para la Catedral de Pisa por el arquitecto Bonanno de Pisa. La construcción se pudo iniciar gracias, dicen las crónicas, a la donación de sesenta monedas de oro por una viuda llamada Berta. Lo malo es que al poco tiempo, cuando iban por el tercer piso, la torre comenzó a salirse de la vertical y la única razón por la cual no se cayó en ese entonces fue que una serie de guerras interrumpieron la construcción y eso permitió que el piso se solidificara un poco. Pasó casi un siglo antes de que se reanudara la construcción, en 1275, y el nuevo arquitecto construyó tres pisos adicionales curvados en la dirección contraria a la inclinación, pero la torre siguió inclinándose de a pocos a lo largo de los siglos hasta el punto de que en el pasado el gobierno italiano pidió la colaboración internacional para ayudar a preservar el monumento, ya que además es un atractivo turístico increíble.
La ayuda llegó en la forma de asesorías, que comenzaron a excavar el suelo para reemplazarlo por cimientos reforzados de concreto. Se inventó un sistema de monitoreo por satélite que midiera si la torre se seguía inclinando, lo cual hubiera causado su caída. La buena noticia fue que ese monitoreo detectó no solo que la inclinación se había detenido, sino que incluso el edificio se había enderezado unos milímetros. Hace poco tiempo los ingenieros y el gobierno italiano declararon que el problema se había resuelto y que la Torre Inclinada de Pisa se había salvado por muchos siglos, aunque el monitoreo satelital continuará por largo tiempo. En consecuencia, fue abierta nuevamente al público y se está celebrando el aniversario 850 del inicio de la construcción con una serie de actos. Por tanto, la buena noticia es que no se perderá ese patrimonio de la humanidad porque la torre, contra todo pronóstico, no se caerá.