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Quienes han visto películas como “Ivanhoe” y “Robin Hood”, han adquirido una imagen distorsionada de la figura de Ricardo I de Inglaterra, conocido como Ricardo Corazón de León, quien llegó a niveles legendarios, gracias a la novela Ivanhoe de Walter Scott, pero la verdad parece ser que estaba lejos de ser como lo pintaron. Fue el tercero de los hijos de Enrique II y Leonor de Aquitania, y pudo llegar al trono gracias a que sus hermanos murieron oportunamente. Un historiador ha dicho que “era un mal rey, cuyas hazañas no sirven para ocultar su falta de simpatía y consideración, su extravagancia y fue alguien que vendía todo lo que tuviera algún valor”. Era un rey inglés que pasó casi todo su reinado fuera de Inglaterra y se cree que ni siquiera hablaba inglés. Unas canciones que escribió, las compuso en el lenguaje de Oc, tan familiar a los crucigramistas. Consideraba su reino como fuente de ingresos para sus ambiciones y aventuras militares.
Lo apodaron “Corazón de león” por su arrojo en las batallas, pero dicen que nunca supo de estrategia y que todo lo que le interesaba era mostrar su valentía. Fue parte de la tercera cruzada y en ella logró victorias que no tuvieron mayor consecuencia. Cuando volvía fue capturado en Austria por el Duque Leopoldo, quien fue excomulgado por el Papa Celestino, ya que la ley religiosa prohibía detener a un cruzado. Fue entregado entonces al Sacro Emperador Enrique VI y este pidió un rescate de cien mil libras de plata para dejarlo ir y cuando las reunieron casi dos años después, Ricardo fue liberado y al volver prosiguió su carrera guerrera, sin remordimiento. Su hermano, Juan sin Tierra, fue regente en su ausencia y no era tan malvado como lo pintan las cintas mencionadas.
La reputación de Ricardo, Corazón de León, ha oscilado fuertemente a través de los tiempos, pero el consenso entre historiadores de nuestros días es que se trataba de un monarca indeciso, fanfarrón y a quien más importaba su fama como valiente guerrero que como monarca. Su paso por el trono inglés no dejó secuela y hoy es recordado solo a través de las leyendas que se tejieron alrededor de su nombre.
Como se ve, Ricardo no fue ninguna pera en dulce, sino un pobre hombre del cual incluso se ha dudado de su sexualidad. Alrededor de su figura se han tejido muchas leyendas, en especial la de Robín Hood, el proscrito que dizque lo ayudó a volver al trono. Incidentalmente, la fama de este bandido que dizque robaba a los ricos para darle a los pobres,
