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Que ha llovido en todas partes menos donde debe llover es una demostración adicional de la verdad de lo que muchos consideran un axioma básico de la naturaleza, la llamada Ley de Murphy. Esta en su forma original decía que si algo puede salir mal, con seguridad saldrá mal, y su aplicación es algo que vemos todos los días. Por ejemplo, si uno tiene afán de llegar a un concierto que comenzará a una hora determinada, después de la cual no lo dejarán entrar, es casi seguro que en el camino habrá trancones inesperados y que uno llegará tarde al concierto y se perderá la primera parte. Igual, si uno está escribiendo algo que debe entregar con urgencia, a último momento se irá el suministro eléctrico y uno perderá todo lo que ha escrito.
Las Leyes de Murphy son un reflejo de la misma naturaleza humana y se dice que describen la maldad del universo. Parece que las inventó un ingeniero llamado Edward Murphy que trabajaba para una agencia del ejército de Estado Unidos. Drucker creó una variación de la ley: “Cuando las cosas pueden salir mal, todas saldrán mal al mismo tiempo”. Otra variación de esta afirmación es eso de que “si diferentes cosas pueden fallar, fallará primero la que cause más daño”.
Como se ve, las leyes de Murphy son un reflejo de la maldad de la naturaleza, ya que ellas implican que si es imposible que algo falle de todas maneras fallará. Los menos optimistas complementan esto cuando afirman que si algo parece ir bien es porque se ha pasado por alto alguna cosa. Estoy seguro de que todos hemos experimentado más de una vez la aplicación de las leyes de Murphy, muchas veces en relación con lo que hacen otras personas, ya que según dijo otro sabio, la estupidez humana es la mejor explicación para todo lo malo que pasa.
Que las leyes de Murphy implican que vivimos en un mundo imperfecto es completamente cierto y por eso se puede aplicar a todas las actividades de la vida. En cultura todos los días vemos como Murphy se atraviesa a las mejores iniciativas y permite que se planteen proyectos lamentables, que usualmente y debido a las mismas leyes, son los que salen adelante. Lo mismo pasa en cualquier otra circunstancia, sea en política, en religión, en las ciencias, en la educación y en las artes. Eso es de lamentar y es por eso que uno nunca puede estar seguro de que las cosas saldrán bien, porque Murphy siempre se las arregla para atravesarse. No hay que olvidar esa otra aplicación que dice que lo único que el hombre aprende de la historia es que el hombre no aprende nada de la historia.
