Para quienes les interesan las cuestiones que tienen que ver con el arte y la cultura es preocupante la manera como el enorme ramillete de aspirantes a la Presidencia para el próximo término ha ignorado en forma olímpica esos temas en los programas de gobierno que proponen. De hecho, ninguno de los posibles candidatos se ha referido a ellos ni siquiera de paso, y aunque todos hacen ambiciosas propuestas económicas, con un gobierno sin corrupción, y cuentan de la manera como harán de cada colombiano un hombre feliz, además de prometer que convertirán a Colombia en un paraíso donde reine la paz, no informan a los ciudadanos cómo enfrentaría su posible gobierno los problemas culturales.
Lo cierto es que la cultura es una parte básica de la vida de un país, no solo porque las cosas del espíritu son importantes, sino también porque la cultura contribuye en forma significativa al progreso no solo espiritual sino económico de la nación. El que a todos los posibles candidatos no parezca importarles el progreso cultural de Colombia, o al menos nada hayan dicho de la manera como su gobierno manejaría las cuestiones culturales, es motivo —como se ha dicho— de preocupación ya que deja en el limbo a los artistas, a los empresarios culturales, a los editores de libros, a los productores de cine y a todos los que consideran estos temas parte importante de la vida diaria.
Bueno sería entonces que los aspirantes a dirigir el país se manifiesten sobre cómo manejarían en su posible gobierno la cultura, al menos para quitar a los que son de ese mundo de las artes la triste impresión de que lo que hacen no parece tener importancia para quienes dirigen los destinos nacionales.