Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En conversación con amigos, ellos decían que la época de los grandes directores de orquesta ha pasado y que los de hoy día no son comparables a los de ayer, que en sus tiempos dejaron una estela de musicalidad que, según los amigos, no se ha alcanzado a igualar hoy día. Para concentrarse solo en el siglo XX, mencionaban a Arthur Nikisch, uno de los primeros directores de la Filarmónica de Berlín y que fue el primero en grabar una sinfonía de Beethoven completa, a principios del siglo pasado. Igualmente, se citaba el nombre de Felix Weingartner, director estrella que grabó la integral de las sinfonías de Beethoven en versiones que aún se citan como ejemplo de gran interpretación.
La gran rivalidad de ayer en ese campo fue entre los directores Arturo Toscanini y Leopold Stokowski. Toscanini en sus tiempos fue considerado el director estrella, en especial porque sus interpretaciones además de ser convincentes se ceñían estrictamente a las partituras sin las libertades que otros músicos acostumbran Stokowsky por su parte fue una estrella absoluta y de hecho, una vez que tuve la oportunidad de verlos dirigir me causó una impresión que aún recuerdo. Pero igualmente otros grandes directores como Otto Klemperer y Erich Kleiber (el padre de Carlos Kleiber, otro director inolvidable) mostraron dotes musicales excepcionales que afortunadamente se han conservado en grabaciones en disco que aún se disfrutan con deleite.
Imposible olvidar igualmente entre los grandes directores del pasado a Pierre Monteux, que estrenó “Consagración de la primavera” de Stravinsky y al japonés Seiji Ozawa, el primer director oriental que fue parte de esas cúpulas musicales. Otros dos grandes que hay que recordar, fueron William Steinberg y Sergio Koussevitzky, músicos de excepción y que dejaron un legado artístico impresionante. Se debería incluir en este recuerdo de grandes directores del pasado a Fritz Reiner, a George Solti (el primero en grabar la Tetralogía wagneriana en su integridad) y a Herman Scherchen, innovador acústico. Se quedan muchos en el tintero y la pregunta que nos hacíamos con nuestros amigos es si hay hoy día directores de orquesta comparables. La respuesta es un interrogante, ya que aunque sin duda en nuestros tiempos hay directores de grandes méritos, es poco probable que ninguno de ellos haya alcanzado las cumbres de los citados. No se quiere decir que no haya grandes directores hoy día, pero sigue el interrogante de que si ellos sufren en la comparación que se ha descrito.
