A Lenin le atribuyen el uso de la expresión “idiota útil”, pero los estudiosos afirman que en sus obras no aparece. Sea como fuere, el idiota útil se usa para describir a algún animal dentro de la fauna política que se adhiere a una causa, cualquiera que sea, sin darse cuenta de lo que traerá consigo esa adhesión. Por eso es que son idiotas y su utilidad es para los adalides de las causas que reclutan ingenuos (los tales idiotas útiles), que muchas veces gritan más y así crean una atmósfera que hace creer que las adhesiones a la causa mencionada son multitudinarias.
Esos idiotas útiles repiten frases hechas, como si lo que dicen fuesr una verdad absoluta, cuando lo cierto es que ignoran la realidad y todo lo que hacen es respaldar causas que muchas veces tienen algo de repugnante. Los idiotas útiles son manipulados por quienes se benefician de ese tipo de adhesiones y esos coros que repiten como loros las premisas en cuestión, sin estudiar el fondo de los hechos, a la larga acaban haciendo daño porque no usan ideas sino estereotipos. El idiota útil es un inmenso peligro para las ideas democráticas, porque todo lo que hacen es seguir una línea, sin detenerse a reflexionar lo que hay detrás de esa adhesión.
En una época la expresión de idiota útil se aplicaba a quien respaldaba regímenes totalitarios, justificaban cualquier acción de ellos y se negaban a ver la triste realidad de la opresión que había detrás de esas ideas que defendían en forma ciega y casi que se puede decir inmoral. Hoy día ya no se aplica en exclusividad a quienes defienden esos sistemas de gobierno, sino a todo aquel que defiende la causa que sea y lo ve todo como blanco y negro, sin que haya matices ideológicos. La existencia de idiotas útiles es uno de los peores vicios que hay en cualquier sistema democrático.
