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Olvidos que tenemos

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Manuel Drezner
04 de julio de 2023 - 02:00 a. m.
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“Si invitas a alguien varias veces a salir y ninguna de esas veces te acepta la invitación, lo que se concluye es que no quiere salir contigo, de modo que no la vuelvas a invitar”. Ese es un buen consejo que un personaje de una novela o de una obra teatral da a otro amigo, y llevo mucho tiempo tratando de recordar cuál es esa obra, sin resultado alguno. Eso es parte de esa colección de cosas que a uno se le olvidan y que no tienen éxito en recordar, algo que nos pasa a todos. Esa situación es de frustración y se repite con frecuencia.

Otro ejemplo de algo que no he podido localizar es el de una película sobre un pintor tan apegado a sus obras, que cuando vende alguna sale y asesina al comprador para poder recuperarla. Creía que se trataba de una cinta de ese genio olvidado del cine llamado Edgar Ulmer, el director que podía filmar grandes películas en menos de una semana, pero por más que me he esforzado no he podido, y tampoco muchos amigos, identificar el mencionado filme.

Todos estamos familiarizados con esa melodía musical pegajosa que uno repite una y otra vez sin poder recordar cuál es el título o el compositor hasta que de repente el recuerdo llega ocasionalmente, pero no siempre. A veces lo que uno olvida por mucho tiempo es el nombre de un músico, como me ha sucedido cantidad de veces.

Otro caso de tratar de recordar algo me sucedió cuando quise encontrar en cuál obra teatral o cinta cinematográfica uno de los personajes tiene el nombre de la pasta italiana Pappardelle. En esta instancia la memoria me falló dos veces. A la larga encontré que era la gran pieza de Jules Romains llamada Doctor Knock, o el Triunfo de la medicina, una obra maestra llevada a la pantalla magistralmente por Louis Jouvet, pero el nombre del personaje era no como mal lo recordaba, sino Parpalaid.

Estoy seguro de que lo que he descrito le pasa a todo el mundo. Los psicólogos tratan de explicar esos olvidos como una especie de negación de algo que puede ser desagradable, pero no estoy convencido de que ellos tengan mucha razón. Obviamente no quiero creer que se trata de estragos de la edad o incluso un preludio a la enfermedad de alzhéimer, como me sugirió con muy mala leche un conocido.

Se trata pues de algo universal, aunque desde luego está la satisfacción de poder recordar algo que se ha olvidado, lo cual se puede catalogar como un triunfo de la mente.

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Atenas(06773)05 de julio de 2023 - 12:09 a. m.
En términos más prosaicos, esos olvidos temporales, pa mí tienen el nombre descache o picardías de la naturaleza y ocurren en cualq’ escenario, hora, tiempo y persona; y hay unos casos tan simpáticos en los cuales no sólo se olvidan algunas cosas, sino también las palabras al usar, x ejem: se entiza y se taca burro; o al ver un camión varado en la vía, decir “varón camiao”. Entonces, no queda más q’ volver a entizar y tacar de nuevo a ver qué va a pasar.
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