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Hace algunos días publiqué una columna en la que preguntaba donde estaba la música culta colombiana en la programación de nuestras dos principales entidades musicales, la Sinfónica y la Filarmónica decía que “hay literalmente docenas de compositores colombianos que hicieron música de mérito en el pasado y ellos sí que parecen condenados al olvido- Esta es no solo una injusticia sino mala política cultural que debe ser corregida”.
A este propósito, el amigo David García, director general de la Filarmónica, me envió una carta de la que transcribo un aparte:
“La pregunta que usted hace en su columna “Dónde está la música culta colombiana” la considero de la mayor importancia. Si alguna Orquesta en Colombia se dedica sistemáticamente a interpretar música culta colombiana es la Filarmónica de Bogotá. Por esta razón, me permito incluirle en este largo mensaje toda la programación del 2024 y del 2025 de la Orquesta principal y también una franja que hemos creado y que tiene programación permanente de músicos cultos colombianos en el Museo de Arte Moderno (MAMBO), con agrupaciones que pertenecen a diferentes orquestas de nuestro Sistema Filarmónico de Orquestas.”
Como complemento a lo anterior, García me envió un extracto de la programación de los dos últimos años, donde efectivamente demuestra que la orquesta sí incluye colombianos en su programación. Pero ese no era mi argumento, sino el hecho de que excelentes músicos como Uribe Holguín, Pineda Duque y González Zuleta, entre otros, no han sido escuchados por años en las programaciones de las orquestas. Se trataba, entonces, de recordar que en la historia de la música culta colombiana hay muchos creadores que poco apoco están siendo condenados al olvido y a resolver esa injusticia iba mi columna.
Es evidente que si hay música colombiana en las programaciones de las orquestas (aunque ocasionalmente hay inexplicables momentos de salsa, rock y otros que no son exactamente los músicos a los que me refería) pero la herencia musical de nuestro país no está siendo dada a conocer por quienes deberían hacerlo. Por eso reitero lo dicho y es que lamentablemente a pesar de que si se tocan obras colombianas, no siempre ellas hacen honor a aquellos que fueron pioneros en crear obras que formaran parte de la tradición culta de Colombia.
