El arte y la cultura

Películas fuera de listas

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Manuel Drezner
29 de mayo de 2018 - 02:00 a. m.
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En un interesante artículo en una revista inglesa, el distinguido comentarista Walter Rego se queja de la forma como el gran público se deja guiar en exceso, según él, por esas listas de las mejores sinfonías, las mejores novelas, las mejores películas.

Dice Rego que, desde luego, dichas enumeraciones tienen utilidad como guía, pero al seguirlas demasiado ciegamente se corre el peligro de ignorar otras creaciones de valor que por cualquier motivo no figuran en las listas. La tesis es muy valedera y la comparto, ya que uno no puede concentrar las creaciones artísticas en unas listas que tienen que ser necesariamente limitadas. En ese espíritu, hice el ejercicio de hacer listas de lo que no está en listas, con resultados interesantes, hasta el punto que invito a los lectores a hacer lo mismo y, como ejemplo, esto es lo que me dio en el caso del cine, donde hay películas excelentes que, por no figurar en esas enumeraciones, muchas veces son ignoradas.

Arranqué con dos cintas mudas que me parecen que deberían revivirse, al lado de las clásicas como Intolerancia, Greed y La fiebre del oro. Se trata de El sombrero de paja de Italia, de René Clair, una farsa que es de las más cómicas de la historia del cine, tan buena como las de Chaplin, que es mucho decir, y El que recibe las bofetadas, con Lon Chaney, basada en la obra de Andreyev. Luego hay que recordar las francesas Dr. Knock o el triunfo de la medicina, con Louis Jouvet, y Topaze, de Marcel Pagnol, quizá la sátira más acertada de la corrupción, y que por ese motivo hay doble razón para revivirla. Hay una película de Minelli llamada Cautivos del mal (The bad and the beautiful en inglés), un descarnado análisis de cómo triunfar en Hollywood, con alusiones a célebres figuras de la industria cinematográfica. Está la deliciosa El difunto protesta, (Here Comes Mr. Jordan) de 1941, que después de todos estos año sigue conservando su frescura. John Ford hizo The Quiet Man, con John Wayne, tan buena como otras cintas más célebres de ese director. Orson Welles se hizo famoso por El ciudadano Kane, pero The Magnificent Ambersons (El cuarto mandamiento) está a la altura de esa obra maestra. Los amantes de las películas del oeste recuerdan con cariño Shane, que es ignorada por los autores de listas, pero que nadie puede discutir que es una obra maestra. Uno recuerda con cariño Ángeles sobre Berlín de Wim Wenders, que en el fondo es una declaración de amor a la humanidad. Fuera de lo anterior hay muchas cintas de Duvivier, de Carné, de Ullman y de tantos otros que nadie recuerda y que merecerían ser resucitadas. Como se ve por lo escrito, este es un ejercicio interesante y eventualmente transmitiré otras listas, pero mientras invito a los lectores a que hagan las suyas propias.

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