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Uno no sabe qué pensar sobre cómo consideran la cultura quienes tienen el mando, ya que el presupuesto para el año entrante del ministerio encargado de estos menesteres, a pesar de no ser el de menor monto (ese dudoso honor correspondió, también inexplicablemente, al Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, que igualmente merecía algo mejor) sí quedó de penúltimo en cuanto a la cantidad asignada para desarrollar su labor. Qué bueno hubiera sido que a la cultura le asignaran siquiera lo mismo que recibió el Ministerio del Deporte, que recibirá casi 30 % más.
En una época a las entidades culturales les asignaban sumas que apenas permitían pagar sus gastos de funcionamiento, pero no tenían recursos para realizar ninguna labor y aunque este no es el caso del nuevo presupuesto, lo que sobra después de pagar nóminas no alcanza para hacer mucho. Eso es lamentable, porque hay que recordar que una las mayores víctimas de los cierres forzosos que hubo por la pandemia fue precisamente el sector cultural. Gente de teatro, músicos, museos no públicos y toda iniciativa privada de la cultura quedaron por mucho tiempo sin ingresos y eso los puso al borde de la desaparición, cuando no murieron definitivamente. Los mecenas privados son bien escasos, de manera que la resurrección de la vida cultural depende mucho de la ayuda del sector público y es evidente que si no hay presupuesto suficiente, esa ayuda si acaso llegará por gotas pero no en cantidad suficiente como para revitalizar el importante sector de las artes y la cultura.
Ya son muchos los artistas que han anunciado que emigran a otras actividades y eso significa, en últimas, que la parte espiritual de la vida nacional, por falta de recursos, no volverá a desarrollarse en la forma tan dinámica como venía haciéndolo antes de los problemas de salud que llegaron. Este es un callejón sin salida, que tiene mucho de irónico ya que una de las banderas del gobierno fue el desarrollo de lo que llamaron economía naranja, que era el aporte del sector cultural al desarrollo económico del país. Con ella se beneficiaban todos, artistas y gobierno, pero es de temer que por la falta de recursos los desarrollos que se habían logrado desaparezcan,
Lo descrito es un problema grave y lamentable; por eso es de esperar que a lo largo de la ejecución presupuestal se encuentren recursos adicionales para la cultura, actividad que no solo los necesita sino que también los merece.