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Puccini

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Manuel Drezner
15 de diciembre de 2008 - 01:35 a. m.
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El 22 de diciembre se cumplen 150 años del nacimiento de Puccini, uno de los más grandes compositores de ópera de la historia, o para usar su nombre de pila completo Giacomo Antonio Domenico Michele Secondo Maria Puccini, a quien muchos consideran tan grande como Verdi, que es mucho decir, y eso que sólo produjo 12 óperas, de las cuales tres son en un acto y sólo están en repertorio cuatro o cinco.

¡Pero que cuatro o cinco! Ellas incluyen Butterfly, Tosca, Bohemia y Turandot, con ocasionales representaciones del Tríptico, La muchacha del west (tal vez la única ópera de vaqueros que existe) y Manon Lescaut. Con las mencionadas bastan para asegurar la inmortalidad del gran músico.

No es extraño: Puccini fue el primer compositor que supo resumir en sus obras caminos tan distintos como las teorías de Wagner, las influencias francesas, las tendencias a lo que se llamó el verismo y desde luego la inmensa tradición italiana. Si se une a esto un don increíble para la melodía y un instinto dramático que hace de sus obras no sólo gran música sino también excelente teatro, se entiende por qué esas óperas son representadas una y otra vez. Ya el rechazo a Puccini que los críticos de su época manifestaron ha pasado a la historia, y los de hoy día ya le corrigen la plana a los otros al declarar la excelencia del compositor.

Puccini no entra dentro del molde de los músicos que mueren de hambre, sino por el contrario, casi desde el principio su éxito lo convirtió en persona acomodada, que podía darse el gusto de tener una mansión en un sitio de encantador paisaje, de coleccionar automóviles y de fumar los costosos cigarros que muchos creen fueron los que causaron el cáncer de la garganta que lo llevaron a  su muerte. Su vida tuvo sin embargo altibajos, algunos de ellos dramáticos como el episodio de la muchacha que se suicidó por que Puccini no dejaba a su esposa por ella o bufos como su pelea con Leoncavallo sobre quién tenía derechos de hacer una ópera sobre la bohemia parisina. Ambos acabaron por hacerla, pero la que se recuerda es la de Puccini, aunque la otra también tiene sus méritos.

Eso de los aniversarios tiene la importancia de que permite rendir homenaje a creadores y artistas, de una manera destacada. Este sesquicentenario de Puccini permite recordar a una figura única y, por derecho propio, está entre los grandes de la música y de la ópera.

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