Recuerdos de Santiago García

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Manuel Drezner
31 de marzo de 2020 - 02:00 a. m.
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La lamentable desaparición del gran hombre de teatro que fue Santiago García, hace que recuerde que fui testigo de muchos de sus inicios en el arte. Lo conocí en las clases que dio Seki Sano en su efímero paso por Bogotá (y cuya expulsión nunca ha sido explicada en forma adecuada) cuando Santiago mostró una asombrosa facilidad para las improvisaciones, que eran parte de las lecciones del japonés. Posteriormente, con la intervención del Felisa Bursztyn, recomendamos para que fuera nombrado en la sección de escenografía de la Televisora Nacional, donde ayudó al tránsito de los paneles pintados, que habían sido la norma, a unos escenarios de mayor realismo.

En las reuniones que la gente de la televisión de esa época hacía, fuimos testigos del repentino matrimonio de Santiago con la que fue su primera esposa, la inolvidable actriz Mónica Silva y su partida a estudios teatrales más profundos en Europa. Al volver fue uno de los fundadores de la Casa de la Cultura, en un local de la carrera trece con calle veinte, donde se dio oportunidad a mucha gente nueva para hacer sus presentaciones. Posteriormente, cuando se trasladó a su sede actual, en La Candelaria, mostró su talento como arquitecto en el diseño de la sala. Estoy orgulloso de haber contribuido a ella con los estudios acústicos y ayudando a que importantes empresas del país donaran material para lograr la excelente acústica que aún hoy día tiene el Teatro La Candelaria. Igualmente le ayudé a que colocara el portafolio de grabados que donaron destacados artistas como Obregón y Grau para financiar esa sala.

Posteriormente tuvimos un alejamiento por haber escrito que no estaba de acuerdo con el teatro de creación colectiva que él defendía a capa y espada como forma de expresión. Sin embargo, cada vez que nos encontrábamos en sus paseos por las calles centrales de la ciudad era cordial y un tanto mordaz, y nunca dejaba de contar sus nuevos proyectos teatrales, algunos de los cuales han tenido gran influencia en el desarrollo del teatro nacional.

Santiago García tuvo como influencia positiva el haber sido no solo un hombre de teatro, sino, además, un teórico de las artes escénicas, uno de los pocos que han existido en Colombia, y su pensamiento sin duda contribuyó al desarrollo del teatro nacional, no solo por quienes seguían sus ideas, sino también por los que no estaban de acuerdo con ellas, pero que manifestaban ese desacuerdo en forma fructífera, creando. Hará falta Santiago y su ausencia se reflejará en la evolución de las artes escénicas colombianas.

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