El Arte y La Cultura.
El sector de la cultura ha visto con preocupación algunos de los artículos de la reforma tributaria que se ha presentado para su aprobación en el Congreso. Específicamente, las más perjudicadas en este proyecto serán las industrias del cine y la editorial, ya que algunos de los beneficios tributarios que han tenido estos sectores serán eliminados y eso traerá como consecuencia un inmenso salto atrás en lo que se ha logrado en el pasado para lograr el fomento de estas actividades. Ellas son muy frágiles desde el punto de vista financiero y si no hay la ayuda por parte del Gobierno para dicho fomento, se corre el peligro muy claro de que en Colombia el cine y el libro, al perder la ayuda que se recibía en la legislación de impuestos, simplemente desaparezcan.
En el caso del libro, hay que recordar que la llamada Ley del Libro logró poner a Colombia como uno de los países de habla hispana más avanzados en el mundo editorial, ya que los alicientes permitieron que autores y editores pudieran competir en igualdad de condiciones con quienes desarrollan esas actividades en otros países. Pero en el proyecto de reforma tributaria la tarifa de renta reducida para empresas editoriales, que en estos momentos es del 9 %, pasaría al 35 % y ese aumento desmesurado en impuestos acabará con cualquier iniciativa para editar libros en Colombia. Igualmente se elimina la deducción en renta por ensanche o apertura de librerías nuevas en el país, lo cual frenará cualquier idea de abrir nuevos centros de comercialización de libros. También los pobres escritores, que tenían exención de renta por derechos de autor, verán que sus magros y muchas veces ocasionales ingresos se verán fuertemente disminuidos, ya que esa exención se elimina en el proyecto.
Por el lado de la industria cinematográfica las cosas no pintan mejor en el proyecto tributario, ya que la llamada Ley del Cine, que logró fomentar a niveles únicos la industria fílmica del país, queda prácticamente eliminada. Desaparecen los beneficios tributarios para inversiones en el sector, lo cual implicará que nadie querrá invertir en hacer cine e igualmente se derogan las exenciones a los gastos realizados por producciones cinematográficas en Colombia. También se eliminan las contraprestaciones a quienes hagan rodajes cinematográficos en Colombia, o sea que los alicientes para que productores extranjeros hagan filmaciones en el país no existirán más, a pesar de que esa medida ha logrado que se creen innumerables puestos de trabajo en el sector.
No se explica uno que se busque ese mínimo aumento tributario que traerían las medidas descritas a costa de prácticamente hacer desaparecer las industrias del libro y del cine. Ojalá haya quienes tomen las armas para luchar contra esos ataques al arte y la cultura.
