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A uno le da por soñar y mi sueño es lo que haría de ser alcalde. Comenzaría por no considerarme superior, o sea que no antepondría mis creencias personales sobre cualquier tema al bienestar de miles de ciudadanos perjudicados por mis arbitrarias decisiones. Eso implica que una de mis primeras medidas sería acabar con la absurda ciclovía por la carrera séptima, cuando hay otra a pocas cuadras de distancia, y así mejoraría de un trazo la capacidad de la gente de no estar metida en trancones por una hora o más. No haría lo que se llama “corredor verde” que no será otra cosa sino un nuevo refugio para hampones y raponeros como ha sucedido con la carrera séptima en el centro y así no perjudicaría a miles de ciudadanos que se verán encerrados por culpa de ese esperpento. La millonada que se derrocharía en tan peregrina idea la invertiría en hacer puentes vehiculares en todos esos cruces a la izquierda con semáforo, que causan congestiones que se solucionarían con esa simple inversión.
Por el lado del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) permitiría construcciones en altura, para concentrar la vivienda y así ayudar a solucionar muchos problemas de movilidad creados por el POT mal diseñado que nos impusieron a la brava. Cuando vaya a tomar cualquier decisión, si ella perjudica a un sector importante de la población, haría antes un referendo para ver si los bogotanos a los que gobierno están de acuerdo o no. Suprimiría los demagógicos días sin carro que para lo único que sirven es para inflar el ego de quienes los han ordenado, pero que a nadie benefician.
Son muchas las ideas por desarrollar si fuera alcalde, pero lo básico es que por que yo esté convencido de algo no lo puedo imponer a los demás a las malas.
