En Colsubsidio se ha iniciado la temporada musical de este año con lo que se está convirtiendo en una tradición de presentar una serie con la participación de pianistas invitados, entre ellos nombres jóvenes que están haciendo una carrera ilustre en el mundo de la música.
En dicha temporada, que tiene lugar en cinco domingos sucesivos, hubo ya recitales de Joel Fan, con un curioso e interesante programa que incluía la Sonata para piano de Wagner, obra que estaría olvidada de no ser de este autor, y además uno de Hinrich Alpers, ganador del primer premio en el prestigioso concurso internacional Beethoven de Bonn, lo cual da cuenta de la calidad de este intérprete. Asistí a este concierto, en especial porque su programa era uno de los mejores que nos han traído pianistas en muchos tiempo. Nada de transcripciones inexplicables de obras sinfónicas y nada de esas piecitas menores que se incluyen con lamentable frecuencia. El respetable contenido del recital de Alpers incluyó la Sonatina de Ravel, el Carnaval de Schumann, las Seis piezas para piano de Arnold Schonberg y la difícil y altamente virtuosa Sonata de Liszt. Lo bueno es que no sólo fue un gran programa sino que el artista estuvo a su altura, con versiones de gran claridad, profundas cuando debían serlo y que mostraron a un intérprete que es además poseedor de una técnica impecable. Fue un excelente concierto y quienes estuvimos allí salimos más que satisfechos.
La temporada continúa con recitales de Alexey Chernov, que dedica su programa a mostrar valses de los siglos XIX y XX, lo cual por lo menos es novedoso; de Roland Pöntinen, con un programa variado que además tiene una transcripción de Voces de primavera de Strauss, y cerrará el ciclo Mikhail Mordvinov, quien traerá Lieder de Schubert en las versiones de Liszt, además de los Trozos de fantasía de Schumann y la Suite bergamasca de Debussy. Todos son pianistas de trayectoria, además de con la virtud de ser jóvenes, y es afortunado tener la posibilidad de escucharlos en nuestra ciudad.
Como se ve, se trata de un ciclo muy atractivo y que merece mejor respuesta del público que la que vimos en el recital comentado. Quizá la hora de los conciertos, las once de la mañana de domingos, no ayuda mucho a la asistencia masiva y posiblemente las cosas mejorarían si esos recitales fueran por la tarde. Valdría la pena, igualmente, que en los programas de mano hubiera distinción tipográfica entre los nombres de las obras y sus movimientos, ya que en la forma como están impresos hay lugar a confusiones. Pero lo importante es que se está realizando este ciclo de conciertos, regalo inmejorable para los amantes de la música.
