Un baile para la paz

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Manuel Drezner
25 de julio de 2018 - 02:00 a. m.
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El muy buen coreógrafo colombiano Álvaro Restrepo, con su colaboradora Marie France Delieuvin, decidió hacer un espectáculo nuevo en homenaje a la paz en Colombia y se presentó con su conjunto El Colegio del Cuerpo en el Teatro Santo Domingo. Se trató de un espectáculo muy heterogéneo, que comenzó con la proyección de unas espléndidas y conmovedoras fotografías de Jesús Abad Colorado, que mostraban víctimas y dolientes del conflicto, y siguió con un ballet alrededor del Stabat Mater de Charpentier, bailado por una parte de la compañía. Luego hubo un bello alabao, que cantó en forma inolvidable una cantaora chocoana, Rosalba Martínez de García (que a muchos despertó el deseo de la presentación de esta artista en concierto propio con ese repertorio, que merece ser conocido), y un poema de Maya Angelou dicho por la destacada actriz Rosario Jaramillo y un himno a la Virgen María cantado en quechua por el Coro de la Ópera de Colombia. Después de lo anterior sí se entró en materia con Sacrifixio: la consagración de la paz, con música del mexicano Samuel Zyman, un baile por toda la compañía, consistente principalmente de procesionales solemnes con momentos muy acertados, como la creación de la fuente al final y los juegos con las conchas marinas.

El total fue un espectáculo de gran interés, con el buen gusto que caracteriza las creaciones de Restrepo, pero que en últimas dejó la impresión de una obra en desarrollo y no de algo que se pueda considerar como definitivo. Restrepo dice que su base de inspiración fue La consagración de la primavera y aunque él afirma que la palabra “sacrificio” implica homenaje, yo creo que Stravinsky pensó más bien en ofrenda de sangre, que eran los sacrificios que hacían en sus templos los antiguos. De todas formas faltó un sentido de unidad entre todo lo que se vio, y aunque las proyecciones en video eran hermosas, deberían disminuirse porque distraen de lo principal. Igualmente, debería crearse una relación entre los diferentes momentos que se presentan, que a veces dan la impresión de ser algo agregado y que, aunque son de gran calidad, no contribuyen al total.

La música para coro, piano y percusión que Zyman hizo para la obra sigue las líneas minimalistas, pero acompañó bien lo que se vio. Seguramente Restrepo hará muchas correcciones y adiciones a su espectáculo, porque se trata de un esfuerzo laudable y que merece ser visto.

 

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