Del mayor interés puede considerarse el concierto que presentó la Fundación Salvi en el Teatro Santo Domingo.
Por una parte estaba la orquesta de cámara de los Solistas de Moscú, dirigida por el virtuoso de la viola (nunca escribo “violista” porque por razones misteriosas siempre sale publicado “violinista”) Yuri Bashmet, una prestigiosa agrupación de largos años de existencia. Pero además se tuvo oportunidad de oír al chelista colombiano Santiago Cañón, una de las figuras más prometedoras en el campo musical del país. Cañón ya es un instrumentista de categoría, serio y con buena técnica, como lo mostró al arriesgarse como bis con el endiablado Capricho 24 de Paganini, con sus variaciones, que ya bien difícil es en su versión original, pero que en la transcripción para chelo multiplica sus dificultades. La obra principal que tocó el chelista fue el concierto de Haydn para su instrumento, una obra de descubrimiento más bien reciente y que complementa el dúo conocido de composiciones para chelo y orquesta, ya que hay otro concierto que desapareció y dos más que estuvieron por mucho tiempo en el catálogo del compositor se comprobó que eran de otras manos. El músico colombiano es expresivo, con uso muy económico del vibrato, pero con sonido notable, y se debe decir que aquí hay otra promesa importante del panorama artístico nacional.
Yuri Bashmet tocó como solista un arreglo del Kol Nidrei de Max Bruch, original para chelo y orquesta completa con vientos, pero que el músico nos dio en versión para viola y orquesta de cuerdas. Aparte de la extrañeza de que se usen estos arreglos, quizá necesarios por las limitaciones del repertorio para esta combinación, Bashmet confirmó su fama como una de las principales figuras contemporáneas de su instrumento. Claro que ha habido otros ilustres intérpretes de viola en el pasado, como Primrose y Barshai, por no decir nada del compositor Paul Hindemith, y el que haya obras como la Sinfonía Concertante de Mozart, Harold en Italia de Berlioz y las sonatas para viola de Brahms, entre otras, muestra que así no haya sido muy popular, la viola ha tenido sitio respetable en el pasado en el mundo musical como instrumento solista.
El concierto también incluyó la Suite Holberg de Grieg y la Serenata de Tchaikovsky y en ellas el conjunto mostró ser más que respetable. Fue una ocasión, como se dijo, de gran interés musical.
