Un comunicado del Ministerio de Cultura informa que ha sido aprobado en tercer debate un proyecto de ley que "busca posicionar... a Colombia como una locación para rodar y producir películas cinematográficas".
Para lograr esto van a destinar la suma no irrisoria de 25 mil millones de pesos para devolver el 40% de lo que se gaste en contratar servicios de cine a empresas colombianas y el 20% de lo que se gaste en hoteles, comida y transportes.
Lo malo de ese proyecto es que uno no ve por ninguna parte cómo beneficia al cine o la cultura colombianos. Y lo peor es que es una ley que parece fomentar la creación de artimañas. Por ejemplo, si las empresas de cine colombianas sobrefacturan al doble sus servicios, estos saldrán gratis a quien use de ellos. Igualmente, esa ley incita a viajes en primerísima clase, alojamiento en hoteles de superlujo y comer en restaurantes los mejores caviares y champañas, ya que buena parte de lo gastado lo devolverán. Fuera de eso, como los beneficiados por ese absurdo regalo son extranjeros, los productores colombianos tendrán que montar empresa fuera del país para venir a filmar aquí. Como se ve, se derrochan miles de millones de pesos y el beneficio es dudoso.
Por otra parte, si ese dinero se destinara a crear laboratorios cinematográficos que puedan usar los productores nacionales o para crear una red de distribución y exhibición de películas colombianas, los cineastas nacionales sí se beneficiarían y el dinero tendría mejor destino que dar prebendas a productores extranjeros, que vendrán, filmarán y se irán sin que nadie sino ellos se beneficien. Y no se dice en el aire: en Colombia se filmaron cintas como Quemada y Fuego verde, y no creo que alguien diga que de ahí se derivó algo importante para Colombia. De hecho, los cineastas ya están llamando a ese proyecto “Cine Ingreso Seguro”, en analogía con otra ley que se hizo con las mejores intenciones y acabó, como se sabe, bastante mal.
