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Un año más de lo usual tuvimos que esperar por la Eurocopa, torneo que pinta emocionante, y que conserva sentido y esencia, aquello que carece la Copa América, que ahora se juega cuando la Conmebol quiera, con la estructura que sea, en las fechas que salgan y las sedes que aparezcan. Todo un circo, como tantas cosas del fútbol en Sudamérica.
Igual, la Euro 2020 también tendrá un tinte de expansión y capitalismo (que han amenazado con devorar al fútbol este año más que nunca), pues el nuevo formato incluye más equipos —24 esta vez— y se jugará en 11 distintas sedes, a diferencia de las ediciones anteriores, disputadas en uno o dos países.
Italia y Turquía abren la competición este viernes, dos selecciones que pueden dar la sorpresa. Una, cortesía de Roberto Mancini, cuenta tal vez con menos figuras de las que alguna vez tuvo, pero es un equipo coherente y bien trabajado. La otra podría bien ser el caballo negro del torneo, con una plantilla talentosa y liderada por el mitológico Burak Yilmaz, comandante del Lille recién campeón de la Ligue 1.
Los gigantes de la última década, España, Alemania y Francia, viven realidades distintas. Alemania parece encontrarse en un estancamiento post-renovación. Su entrenador, Joachim Löw, que pronto cumplirá 15 años a cargo y anunció ya que se retirará de su puesto al finalizar el torneo, admitió que el proceso de transición del equipo —necesario tras la debacle en Rusia— no ha salido como se esperaba. La apuesta por jugadores jóvenes fracasó, y durante los últimos dos años la selección aquejó agudamente la falta de experiencia en el equipo. Por eso vuelven Muller y Hummels a la convocatoria (dos baluartes de la selección) tras más de dos años de ausencia.
España, por su parte, está también en un periodo de renovación, que si bien ha tomado su tiempo, ha sido menos sufrido que el alemán. Luis Enrique ha hecho un buen trabajo con una tarea extremadamente difícil: reemplazar sin tropiezos a la generación de Xavi e Iniesta, de Xabi Alonso, de Villa, de Pique. Nada menos. Ha armado poco a poco una plantilla rejuvenecida, con caras nuevas, que sin embargo conserva la estampa del fútbol español, que juega bien y que gana. Su convocatoria para la Euro, sin embargo, llamó mucho la atención. Sin jugadores del Madrid (especialmente sin Ramos), y en general sin muchos jugadores experimentados. Es llamativo que no hay ninguna figura sobresaliente en el equipo, pues nos hemos acostumbrado a ver el campo plagado de estrellas cuando juega España. Por nombres, le va a costar mucho pelear con las grandes potencias, pues hay muy poco poderío individual. Si España espera dar el golpe, deberá ser a través del colectivo.
Francia, mientras tanto, vuela. Tras ganar el Mundial hace tres años ha seguido en modo aplanadora. Tiene la nómina más talentosa y más profunda del mundo, un entrenador al que se le ha dado tiempo para desarrollar su idea, un equipo motivado y con confianza. Y encima de todo llega Benzema, de temporada sublime, que si bien no ha hecho falta, le da un salto de calidad temible al ataque Francés. Candidatos principales a llevarse el torneo.
Portugal e Inglaterra, por su parte, también estarán en la pelea. Ambas selecciones han visto explosiones fulgurantes de talento en sus equipos. Ronaldo, por primera vez en su carrera (una lástima que sea tan tarde), se ve rodeado por figuras mundiales en todas las líneas. Diogo Jota, André Silva, Bruno Fernandes, Bernardo Silva, Cancelo, Ruben Dias… todos están en su mejor momento, en la cúspide de su rendimiento. En cuanto a Inglaterra, se ha convertido en un semillero notable de cracks. Tras varios años de Rooney y diez más, hoy Kane ojea el camerino y se ve acompañado por por Sterling, por Mount y Sancho, por Rashford, Bellingham, Grealish, Foden… como Inglaterra se la crea, cosa que le cuesta hacer, en los próximos años podrá ganar los títulos que quiera.
¿Y Bélgica? Es extraño el caso de Bélgica. Irregular, a veces dominante y a veces vulnerable. Se recuerda su gran partido contra Brasil en el último mundial, que lo perfiló como candidato serio, pero ha sido inconstante en el último par de años, no tanto en los resultados como en el juego. Ha ganado demasiados partidos jugando realmente mal, dejando dudas, sin terminar de convencer. Tiene una defensa permeable y no ha encontrado un estilo claro.
Ahora, hace falta mirar dos nombres y todo lo demás pierde importancia: De Bruyne y Lukaku. Hoy ambos en el top 5 del mundo, faros de sus clubes, figuras en sus ligas. Como los dos estén en su día —o en su mes— nadie se atreverá a tachar a Bélgica de la lista de candidatos. Queda por ver qué pasa con Hazard, seguramente enardecido, desesperado, con sangre en los ojos, buscando pulir su nombre y despejar los fantasmas de una temporada lamentable. ¿Y las posibles sorpresas? Ojo con Ucrania, con Dinamarca, con Suiza, y con la mencionada Turquía. Selecciones de segundo nivel pero con fuertes plantillas, que no tendrán nada que perder.
Se viene la Euro del Covid, tras una larga espera, cinco años después de aquel golazo improbable, imposible, de Eder, de aquel instante surreal que le dio el último título a Portugal. Llegó la hora del ‘mundial sin Brasil ni Argentina,’ esa descripción común, que, lamentablemente, por como está el fútbol en Sudamérica, cada vez es más apropiada. Son más sedes esta vez, así como más equipos, osea más partidos. Los estadios, lamentablemente, seguirán mudos, vacíos, pero la emoción será la misma, así como las ganas de ganar. La gloria europea está en juego. A disfrutar.
@manrodllo
