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Igualdad y pensiones

Marc Hofstetter
26 de marzo de 2023 - 02:00 a. m.

Esta semana el Gobierno presentó su propuesta de reforma pensional. Como el propio Gobierno ha dicho que la igualdad está en el corazón de sus propósitos —tanto que hasta creará un Ministerio con ese apellido—, voy a discutir tres frentes de la reforma relacionados con la igualdad. En el primero la calificación es notable. En los otros dos pierde la materia de manera rotunda.

Primer frente: comparemos dos personas de una misma generación. La primera tiene ingresos y cotizaciones altos y estables; la segunda, más representativa de la sociedad colombiana, tiene ingresos esporádicos, bajos, con una cotización pensional porosa que al final de su vida no le alcanza para una pensión. El sistema actual es tremendamente generoso con la primera persona, a quien Colpensiones premiará con una pensión que con creces superará sus aportes a lo largo de la vida, y tremendamente avaro con la segunda, a quien devolverá sus aportes y lo lanzará a la vejez sin una renta segura.

La reforma, por fin, será más generosa con la segunda persona y le quitará parte de los subsidios a la primera. (Ojalá en el trámite en el Congreso los aportes del primer pilar contributivo se acerquen a un salario mínimo en lugar de los tres propuestos, de manera que se reduzcan aún más los subsidios a la primera persona).

El segundo frente es el de la igualdad intergeneracional. La reforma propuesta implica un gasto en el sistema de protección a la vejez futuro que con creces supera el estipulado a la fecha. A la vuelta de pocos años, cuando pase la borrachera de recibir millones de nuevos cotizantes en Colpensiones con sus respectivos ingresos, quedará el guayabo; es decir, los pagos que habrá que hacerles. Son los jóvenes de hoy y los que no han nacido a quienes les dejaremos esa factura.

En ese frente, la reforma acentúa la desigualdad por no dar las batallas difíciles: la edad de jubilación debería subirse —desde que establecimos los umbrales actuales la esperanza de vida ha subido casi nueve años— y la fórmula con la que estimamos la pensión en función de los ingresos debería incorporar toda la vida laboral, no solo los últimos 10 años. No dar esas batallas es dejarles cobardemente la cuenta a quienes todavía no tienen voz.

Por último, está la igualdad de género. Las reglas actuales establecen que las mujeres se pensionan con solo 57 años, cinco menos que los hombres. La reforma no solo no hace un esfuerzo por nivelar esa cancha, sino que la inclina aún más: propone reducir en 50 semanas las cotizaciones necesarias para las madres por cada hijo que tengan. El estereotipo según el cual las tareas del hogar y del cuidado de los niños son femeninas queda ahora reforzado.

De nuevo aquí falta arrojo del Gobierno: si de verdad defiende la igualdad, debería propender por una transición que nos lleve a igualar las edades de pensión sin distinción de género.

 

Mario(53803)28 de marzo de 2023 - 08:02 p. m.
Errado análisis aunque de buena fe.
juanmi31(37703)27 de marzo de 2023 - 12:40 a. m.
Qué bueno plantear lo que se debe hacer en cuanto a la edad que debe tener alguien para pensionarse. Y sí, debe aumentarse en aras de la igualdad y poner a hombre y mujeres a la par, lo que nadie, ninguno de estos genios hipotéticos dicen es: donde van a trabajar hombres y mujeres mayores de 40 años, a medida que avanza la tecnología y la automatización de las empresas con el consiguiente desempleo. Rico, no don Pepe.
Picuto(71356)26 de marzo de 2023 - 10:50 p. m.
Es no solo justo sino necesario igualar la edad de jubilación entre hombres y mujeres, aparte de las justificaciones del columnista el déficit es mucho mayor si consideramos que la mujer vive más que el hombre y así lo contemplan las tablas de mortalidad.
gloria(65282)26 de marzo de 2023 - 09:43 p. m.
Completamente de acuerdo en igualar edades de hombres y mujeres, quienes hace años venimos pidiendo igualdad y ya no es la maternidad un fin, ademas que hay hombres que hacen las veces de papá y mama.
Atenas(06773)26 de marzo de 2023 - 08:43 p. m.
Marc, cuán bien diseccionas la propuesta de reforma pensional q’ adelanta este régimen, y qué mal está, eso no tiene ni orden ni concierto, es un sartal de utopías montado en deleznable base puesto q’ con la siamesa reforma laboral q’ también cursa en paralelo, y q’ no dejará títere con cabeza, ya no habrá quien genere empleo y ni loco q’ fuera. En síntesis, sin jardín cómo hablar de flores, o es querer ensillar sin tener las bestias, ¡Plop!
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