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En letra normal, declaraciones del presidente de la República defendiendo la reforma tributaria; en cursiva, lo que no dijo.
Un año después de haber tomado esa medida (la Ley de Financiamiento), la economía ya no crece al 1,4 % sino por encima del 3 %, por encima de lo que crece América Latina, de lo que crece la OCDE, del promedio mundial. Como ven, yo infiero que ese crecimiento es consecuencia de la ley aprobada. Claro que bajo la lógica de inferir que algo que ocurre después de implementar una política es causado por ésta, podríamos también concluir que es esa ley la que ha causado el desempleo de dos dígitos, uno de los más altos de todo el hemisferio occidental, casi el doble de la tasa promedio de la OCDE, y que no sabemos cómo combatir. Fíjese que hay teorías que apoyan esa conclusión: la ley abarató la compra de bienes de capital, es decir, volvió el trabajo más costoso en relación al capital, lo que podría explicar la caída del empleo.
El recaudo ha tenido su mayor incremento en crecimiento en los últimos ocho años. Aunque debo reconocer que muy poco del recaudo de este año tiene que ver con las reformas de mi gobierno: los descuentos tributarios de mi reforma, las gabelas corporativas que reducirán de manera preocupante el recaudo, lo harán en el futuro. No sé cómo voy a lidiar con tantas demandas sociales con menos recursos.
Además, vamos a cerrar el año con el menor déficit fiscal en ocho años, y con un superávit fiscal primario, por primera vez desde que existe la regla fiscal. Claro que si hubiéramos contado en el balance fiscal unos pagos que hicimos directamente con TES y no hubiéramos cambiado las prácticas contables que se habían usado hasta el año pasado, en realidad no estaríamos sacando pecho por las cifras de déficit. Por eso, muchos analistas ya no les hacen seguimiento a las cifras de déficit, sino a la deuda del Gobierno Nacional central como porcentaje del PIB, que ha seguido creciendo.
Este año vamos a cerrar con el mejor año del turismo en la historia reciente, con más de 4,5 millones de visitantes no residentes. Tenemos la mejor tasa de ocupación hotelera de los últimos 15 años. Aunque quizás, aquí entre nos, esto podría hacer parte de los dividendos de la paz (que no me oigan los de mi partido), porque aunque menciono esto cada vez que me preguntan por la reforma tributaria, no creo que los turistas vengan atraídos por esa ley.
Vamos a reducir los aportes a salud para los jubilados que reciben pensiones de un salario mínimo, del 12 al 4 %. Hace unos días nos dimos cuenta de que esto es mucho más caro de lo que creímos: si alguien tiene una pensión un poco más alta que el mínimo terminará recibiendo menos pensión que el del mínimo (al que ahora no le descontaremos esos aportes). Seguro alguien demandará ese artículo y tendremos que bajar los aportes a muchos más. Y no demora en recordarnos ese columnista de El Espectador de apellido raro que esa bicoca en descuentos va destinada al cuartil más privilegiado de los adultos mayores, esos pocos que lograron una pensión. Habrá entonces menos recursos para los programas que atienden a ese 75 % restante que no tiene pensión.
@mahofste
