CON TODO ESTE TORBELLINO QUE fueron las elecciones pasadas, llevamos varios meses largos pensando exclusivamente en eso. Casi enajenados por temas que sólo tuvieran relación con la campaña para Presidente.
El 11 de mayo, en el Juzgado 18 Administrativo de Bogotá, el “impuesto al deporte”, con destino al Instituto Distrital de Recreación y Deporte, que venía cobrándose, por una extraña razón, a través de la factura de la ETB, quedó suspendido porque el ingeniero Germán Garrido interpuso una denuncia de ilegalidad, dado que este impuesto había sido derogado en 2003 por el Concejo de Bogotá, a través del Acuerdo 90. Pero todas esas determinaciones se mantenían en la clandestinidad. Yo había oído varios rumores callejeros: que era obligatorio y si no se pagaba después se acumularía y vendría la multa correspondiente. Otro: que estaba derogado, efectivamente, desde 2003, y pagarlo era voluntario. Resolví llamar a la fuente, es decir, al IDRD. Me contestó una voz masculina, que me aseguró que era obligatorio y que si no se pagaba, habría consecuencias. Le creí. Pues resultó que no era cierto y nos estaban engañando a los ciudadanos con la desinformación.
Son un millón y medio de bogotanos que pagan ese impuesto. Pero otra cosa extraña: cobran una sobretasa para los que no figuran en el directorio telefónico de Bogotá. Y es mucha la gente que no figura porque es una forma de seguridad personal no tener su teléfono al alcance de todo el mundo. Es decir, son castigados por este motivo.
Cada vez que uno pregunta adónde se fue el dinero (¡30 mil millones de pesos!) la contestación resulta ser muy ambigua. La gente suspicazmente está diciendo que ese dinero se desvía y no se usa para beneficio de los deportistas bogotanos, que es el objetivo original, “impuesto al deporte”, sino que se está gastando en menesteres administrativos o en otros rubros.
Como ciudadanos deberíamos pedir explicaciones y cuentas de los 30 mil millones de pesos. Y me pregunto, también ahora que quedó suspendido este acuerdo, y estamos esperando la ratificación de esta decisión por el Consejo de Estado, cómo van a devolver este dinero y cuándo, si el Consejo la ratifica.
Ahora, si le dicen a la ciudadanía, de frente, que es un impuesto voluntario para subsidiar las necesidades de entrenamiento de los deportistas bogotanos y que, además, lo están utilizando para efectos de recreación y mantenimiento de parques, estoy absolutamente segura de que muchas personas que lo están pagando, porque creen que es obligatorio, lo harían voluntariamente con gusto, pero ya no sería solamente “impuesto al deporte”.
No engañen con mentiras o con verdades a medias. Expliquen bien. No digan que es un impuesto obligatorio. No confundan a la gente. Y no cobren por no figurar en el directorio telefónico. Y vuelvo y me pregunto si el dinero sí se usó para el beneficio de los deportistas, o si se fue para pagar solamente gastos administrativos, incluyendo personal del IDRD. Se necesita una explicación de la Alcaldía.