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Cincuenta años después

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Marcelo Caruso A.
14 de septiembre de 2023 - 02:05 a. m.
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Frente al Palacio de la Moneda se ubicaron los viejos tanques de la segunda guerra mundial sin ningún respaldo de infantería. En el cuartel más cercano se discutía en asamblea si salir o no salir a apoyar el golpe. Un general cerró la discusión disparándole al oficial que defendía el orden constitucional y así se definió apoyarlo. Cuando esa tropa comenzó a tomar posición y sitiar la casa de gobierno decidimos que, como observadores impotentes, poco podíamos hacer allí para defender al gobierno de la Unidad Popular y al compañero presidente. Camino hacia nuestra residencia vimos llegar los aviones y las columnas de humo, para luego escuchar conmovidos el último discurso del presidente. Mientras tanto, ya importantes líderes políticos que debían encabezar la resistencia se habían asilado y solo los obreros de algunas importantes fábricas salieron a defenderlo, hasta que tuvieron que dispersarse. El investigador social Hugo Zemelman alguna vez me comentó: “nuestro error fue creer que el ejército chileno había sido y sería siempre constitucionalista, sin entender que las realidades cambian y la teoría se reconstruye comprendiéndolas”.

Evadiendo la dictadura argentina, tuve la dicha de vivir ese pacífico y revolucionario proceso trabajando como profesor universitario y luego como coordinador de las cuatro empresas textiles más grandes de Chile ubicadas en los alrededores de Concepción. Estas fueron tomadas y autogestionadas por sus trabajadores, y luego intervenidas por el gobierno utilizando una antigua legislación que apelaba a la función social de la propiedad. Lo mismo sucedía en la gran mayoría de empresas productivas del país, las cuales se agruparon en la naciente Área Social de la Economía, que avanzaba con mucha eficiencia en su planeación productiva y a la que se articulaba la creciente reforma agraria. En el sector textil se logró duplicar la producción de telas, pero los comerciantes, financiados entonces por el gobierno Nixon, las ocultaban generando su escasez en el mercado. Se comía pescado bueno y barato que donaba solidariamente la flota soviética, como parte del mundo polarizado de la guerra nada fría. Esa era la situación general de una economía en ascenso que comenzaba a ser bloqueada interna y externamente.

Si algo caracterizó a ese dinámico proceso fue la madurez social y política acumulada por su pueblo, que permitió un ejercicio participativo con gran poder de decisión, que era reconocido por el gobierno. Se impulsaba el prometido programa de reformas y se tomaban las decisiones por medio de la democracia directa, que luego eran institucionalizadas por un gobierno popular sin mayoría parlamentaria. Las masivas asambleas de las Juntas de Abastecimientos y Precios territoriales ejercían un real poder social y combatían a los acaparadores. Se encargaban de censar a la población y asegurar sus compras directamente en las fábricas o en los barrios donde, sin ninguna distinción política, corrupción o clientelismo, se organizaba su venta con precios controlados.

La consecuencia de esa construcción asociativa fue un importante crecimiento en lo electoral, que indicaba para las próximas presidenciales una votación mayor al 50 %, lo cual llevó a la derecha demócrata cristiana –su izquierda ya se había sumado al proceso– a apoyar el golpe militar creyendo que luego les devolverían el ejercicio de gobierno.

A 50 años del aplastamiento de una utopía democrática y el ingreso a sangre y fuego del neoliberalismo en Latinoamérica, el homenaje principal es para ese sacrificado y hermoso pueblo que sigue intentando recuperar su memoria histórica frente a la ofensiva neofascista. Otra sería seguramente la historia de la región sin el asesinato de ese oficial democrático.

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Ana(88564)15 de septiembre de 2023 - 01:06 p. m.
william, Pinochet dejó un Chile pujante de una economía que le sabotearon a Allende, y de la cual su familia sacó grandes ganancias, dejó una sociedad herida, torturada, violada, con miles de desaparecidos. Ese es su ideal de sociedad? Ojalá usted no tenga hijos, sea tan estéril como un árbol sin raíces, y cualquier día se encuentre con el SMAD de Duque.
Alamo(88990)15 de septiembre de 2023 - 03:20 a. m.
Gracias por mostrar esa otra cara de La Moneda.
Ricardo(52183)15 de septiembre de 2023 - 02:21 a. m.
El discurso de Petro no es contra de ese empresariado progresista que en cierta forma ha sacado adelante sus empresas en beneficio de los ciudadanos colombianos; es en contra de aquel empresariado retrogrado que piensa que igual con politicos miopes que son dueños de esta finca donde no se permite el debate sino que quieren usufructuar los recursos a que segun ellos tienen derecho y lo han tenido durante los 200 de existencia republicana
Edgar(40706)15 de septiembre de 2023 - 01:52 a. m.
Lo comparto totalmente.
William(46718)15 de septiembre de 2023 - 01:30 a. m.
Desgracia para Colombia tener un presidente que en lugar de dirigirse a los colombianos con palabras de esperanza y optimismo, lo hace incentivando a sus huestes a odiar a la clase empresarial, recordando situaciones que avivan los odios y los enfrentamientos entre hermanos. Este sujeto no estaba preparado para llegar a la presidencia. sus alocuciones, como la de hoy solo se inspiran en el odio y el resentimiento hacia quienes no comulgan con sus ideas comunistas.
  • William(46718)15 de septiembre de 2023 - 01:36 a. m.
    Su alocución no tiene otro objetivo que despotricar e incentivar el odio al empresario, al que si trabaja generando empleo y produciendo bienes y servicios. Qué diferencia con verdaderos estadistas como Lleras Camargo, Llleras Restrepo, Barco, Turbay y todos los que han defendido la vida, la honra y los bienes de todos los colombianos!.
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