Detrás de esta frase aparentemente inocente, que muchos políticos y técnicos del aparato del Estado suelen repetir, se esconde toda una propuesta cultural de dominación de la sociedad civil, sobre todo de su sector mayoritario de origen popular.
Con este argumento el expresidente Uribe nos hacía a todos responsables de las obligaciones del Estado de respetar y garantizar los derechos humanos, olvidando que es el Estado el único que los viola por acción u omisión; los demás son delitos e infracciones que afectan nuestros derechos. Con la misma frase, el expresidente Santos les decía a los campesinos de la ANUC que no exigieran...
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