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Bodas de brillantes

Marcos Peckel
10 de julio de 2024 - 05:00 a. m.

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En una calurosa jornada el 11 de Julio de 1949 se firmaba por parte de 12 países en el auditorio Mellon de la capital americana el Tratado del Atlántico Norte, dando nacimiento a la OTAN. Su objetivo, impedir el retorno del militarismo fascista en Europa y bloquear la expansión de la Unión Soviética por el viejo continente tras sus intervenciones en Hungría y Checoeslovaquia. Se acordó entre otros el famoso artículo 5: “Si uno de los miembros es atacado, todos deben salir en su defensa”. La primera acción de esta alianza antes de que se formalizara fue el exitoso puente aéreo a Berlín occidental bloqueada por los soviéticos.

Nacía la poderosa alianza militar de los países de Occidente a la cual se contrapuso años después el Pacto de Varsovia, que unía a los países detrás de la que Churchill llamó la “cortina de hierro”.

Precisamente durante la Guerra Fría no hubo ni una sola intervención militar de la OTAN y fue tras la caída de la Unión Soviética, que la OTAN se la atribuye, que la alianza, reformada y agrandada llevó a cabo operaciones militares “en defensa de la democracia”, unas de cal y otras de arena.

Las intervenciones de la OTAN en los Balcanes tras la desintegración de Yugoslavia primero en Bosnia y posteriormente en Kosovo han servido para mantener una paz tenue en esa convulsa región. Por otro lado, la intervención de la OTAN en Libia durante la llamada primavera árabe constituyó un completo desastre, pues excediendo el mandato de la resolución 1973 de protección a civiles y zona de exclusión aérea, la OTAN fue instrumental en el derrocamiento de Gadafi y el posterior descenso de Libia a un Estado fallido. Ni qué decir de la calamitosa intervención en Afganistán tras septiembre 11.

La alianza ha venido expandiéndose de sus originales 12 a sus hoy 32, muchas de las adhesiones no exentas de polémicas, especialmente las de los países de Europa del Este, otrora miembros del Pacto de Varsovia o de la misma Unión Soviética como los países bálticos a las que Rusia siempre se opuso y que según versiones hubo promesas por parte de Estados Unidos que dichas adhesiones no se darían.

Los últimos dos países en vincularse a la alianza fueron Suecia y Finlandia, neutrales por antonomasia pero que percibieron en la invasión de Rusia a Ucrania una inminente amenaza a su seguridad nacional.

La guerra en Ucrania le ha generado un gran dilema a la Alianza Atlántica. Rusia claramente está marcando sus líneas rojas y está dispuesta a ir hasta las ultimas consecuencias. El apoyo de la OTAN a Ucrania ha sido fragmentado, liderado por Estados Unidos y Reino Unido, pero con oposición de Hungría, Turquía y otros. El ingreso de Ucrania a la OTAN quedó congelado por ahora usándose otro tipo de figuras para ampliar la cooperación militar y económica a Kiev en momentos que Rusia parece haber recuperado la iniciativa en el campo de batalla.

A sus 75 años y estrenando secretario general, negros nubarrones se ciernen sobre la Alianza Atlántica. Comenzando por un mundo con tendencias anárquicas, totalitarias, el retorno de las guerras entre Estados y el protagonismo de actores no estatales. Se suman la probable llegada al poder de Trump, quien ha sido enemigo de la OTAN, las fuerzas políticas extremas de izquierda y derecha en países europeos igualmente hostiles, el ascenso militar y tecnológico de China y sus pretensiones marítimas en el Pacífico y Taiwán y los potenciales planes expansionistas de Putin tras la guerra en Ucrania.

¿Brillará la OTAN en su aniversario de brillantes?

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Martha(69929)10 de julio de 2024 - 12:36 p. m.
Ya lo que usted escriba qué carajos!!! Un cuerpo y "alma" sionista!!
  • Eduardo Sáenz Rovner(7668)10 de julio de 2024 - 03:03 p. m.
    ¡Qué "argumento"!
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