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La triada disruptiva

Marcos Peckel
19 de octubre de 2022 - 05:00 a. m.

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Pocas dudas quedan de que estamos ante el ocaso de un orden mundial y el comienzo de otro, que, como todos los comienzos, no ofrece sino incertidumbre, alta en este caso. En uno de los ejes del nuevo orden o quizás desorden aparecen Rusia, China e Irán. No son una alianza, no todos sus intereses coinciden, pero sí su comportamiento frente a lo que se creía era un orden caracterizado por la ausencia de guerras entre Estados, guerras de agresión de una superpotencia a un Estado débil y la no adquisición de territorio por la fuerza en clara violación del artículo 2 de la carta de Naciones Unidas.

Tres países gobernados por déspotas que aplastan sin escrúpulos a la oposición interna, ya sea los uigures en China enviados a “campos de reeducación”, las niñas y mujeres iraníes asesinadas por la Guardia Revolucionaria, milicia al servicio de “líder supremo”, o los opositores rusos a la guerra en Ucrania conspicuamente desaparecidos. Los tres acusan a Occidente de sus males y tragedias, amenazan a diestra y siniestra, y dos de ellos usan su gran garrote del veto en el Consejo de Seguridad para paralizar la institucionalidad internacional.

La guerra de agresión que lleva a cabo Putin contra Ucrania cuenta con el apoyo de sus dos compañeros de triada; China, aunque algo incómoda, otorgándole paraguas diplomático e Irán enviado drones suicidas y próximamente misiles balísticos para indiscriminadamente matar civiles. En momentos que la guerra arrecia, en el terreno y en el aire, no es claro cual será su final y su curso y si el mundo será testigo de otro u otros hongos. Está en manos principalmente de Vladimir Vladimirovich Putin. De cómo termine depende en buena parte el nuevo orden global.

En la esquina oriental de la triada, se lleva a cabo por estos días el vigésimo congreso del partido comunista chino en el que Xi Jinping será reelegido para un inédito tercer mandato, pues al articulito ya se cambió. Xi dobló sus apuestas sobre Taiwán, declarando que “nunca renunciaría al uso de la fuerza para reunificar el país”. El “nuevo Mao”, envalentonado con el ejemplo de Ucrania y su exitoso golpe de mano a Hong Kong que acabó con la política de “un país dos sistemas” prevaleciente desde que el Reino Unido se retirara del territorio.

En el lado débil de la triada, Irán completa más de un mes de protestas contra el régimen tras el asesinato a golpes de la joven kurda Mahsa Amini por la “policía moral”. Los chinos, “oliendo sangre” han aprovechado la situación para realizar masivas compras de petróleo iraní, lazándoles un salvavidas a los ayatolas, mientras que Rusia ofrece su apoyo en organismos multilaterales.

Aferrados a la triada aparecen los aprendices quienes dependen de su apoyo para su supervivencia: Venezuela, Nicaragua, Camboya, Myanmar y otros varios y el más avezado de los discípulos, Corea del Norte, que ha estado flexionando su “músculo misilero” por estos días.

El vuelo hacia ese nuevo y turbulento orden mundial apenas comienza. Amárrense los cinturones.

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