La cumbre de Biden, que se suma a otras iniciativas para defender y promover la democracia a nivel global tiene un arduo camino por delante, si es que logra algo.
Los próximos 9 y 10 de diciembre por iniciativa del presidente de los Estados Unidos se reunirá de manera virtual la “cumbre por la democracia”, a la cual han sido invitados 110 países considerados democracias por el Departamento de Estado. Son tres los objetivos manifiestos de esta cumbre: defensa contra el autoritarismo, lucha contra la corrupción y promoción del respeto a los derechos humanos.
La primera controversia se origina de la lista de invitados y no invitados, pues en particular, en esta última aparecen varios de los aliados regionales más importantes de Washington, dejando la sensación de si la Casa Blanca no se está pegando un tiro en el pie, en momentos que arrecia cada vez más la nueva guerra fría contra Beijing. Regiones poco representadas en la cumbre incluyen el triángulo norte de Centroamérica, el golfo arábico, Asia Central, el sudeste asiático y el norte de África. Del medio Oriente, solamente fueron invitados Israel e Irak, este último como para mostrar que la invasión del 2003 para algo sirvió, mientras que Túnez, hasta hace poco el único ejemplo de mostrar de la primavera árabe, pero que se desliza lenta, no inevitablemente hacia el autoritarismo, no fue invitado.
Taiwán clasificó para invitación en una clara provocación a China que ya salió a rechazar junto con Rusia la cumbre acusándola de “buscar dividir al mundo bajo el manto de la democracia” y de “mentalidad de guerra fría”. De América Latina fueron excluidos del “zoom de democracias” los obvios; Venezuela, Cuba y Nicaragua, pero también Guatemala, Honduras, El Salvador y Bolivia, países que mal que bien tienen gobiernos elegidos en democracia.
En momentos que la democracia liberal en el mundo sufre de un serio deterioro, tendencia exacerbada por el COVID, en que una criatura que se creía extinguida como los golpes de Estado vuelven a aparecer y salirse con la suya, surge la pregunta ¿qué está fallando en la democracia para que se esté dando el retroceso? ¿Qué tanto el balance entre libertad y comodidad económica se inclina hacia lo primero? ¿Qué tanto las sociedades valoran la división de poderes y la libertad de expresión?
Habría que encontrar la manera de revalidar la famosa frase de Churchill: “la democracia es el peor de los sistemas exceptuando todos los demás”, pues mientras que, en China y Vietnam, bajo un sistema autoritario de partido único, las mejoras en la situación económica y de pobreza son palpables y significativas, en algunas democracias, la desigualdad y vulnerabilidad se han incrementado. Adicionalmente, no se puede desestimar el ADN de algunas sociedades de quizás preferir vivir bajo caudillos o tiranos para no tener que “padecer las vicisitudes de la democracia”.
La cumbre de Biden, que se suma a otras iniciativas para defender y promover la democracia a nivel global tiene un arduo camino por delante, si es que logra algo. Si embargo, en últimas serán los pueblos mismos los llamados a defender su democracia.
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