Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La Real Academia Española presentó la más reciente actualización del Diccionario de la lengua española. Esta incluye más de cuatro mil novedades, entre términos, acepciones, enmiendas y supresiones. Entre las que más llamaron mi atención está la adición de «barista»: ‘Persona experta en la preparación y presentación del café u otras bebidas elaboradas con él’, un rol en el que Colombia destaca cada vez más. Asimismo, se enmendó la entrada «chorear», en la que se indica que es coloquial de ‘robar’ en Argentina, Chile, Perú y Ecuador. Diría que también se usa así en Colombia, país que sí se registra en la misma entrada, pero del Diccionario de americanismos.
Por fin entró «teletrabajar», que tardó un tiempo considerable en ser registrado si tenemos en cuenta que «teletrabajo» se añadió en la actualización de 2020, al igual que otros términos rápidamente adoptados y difundidos a causa de la pandemia.
Mi favorito, sin duda, es «espóiler», una palabra a la que me he referido antes en esta columna. ¡Finalmente ingresó! Debido a que es impropio del español que una palabra empiece por «s» antes de otra consonante, se añade la «e» inicial; además, debe acentuarse por ser una palabra grave o llana que no termina en «n», «s» o vocal.
«Dana», por el desastre que vivió España, entró en tiempo récord. La influencia ibérica también es notoria en las candidatas a palabra del año de la Fundéu, muchas de las cuales no siento cercanas a nuestra región: «alucinación, «dana», «fango», «gordofobia», «inquiokupa», «mena», «micropiso», «narcolancha», «pellet», «reduflación», «turistificación» y «woke». ¿Cuál creen que será anunciada como la ganadora el próximo 19 de diciembre?
