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La semana pasada me preguntaron si «Junior», el equipo de fútbol, debe escribirse con o sin tilde. Pese a que el Diccionario de la lengua española recoge la palabra «júnior», con tilde, hay que tener en cuenta que esta adaptación implica no solo el acento, sino la pronunciación, que es con jota, tal como se escribe.
Debido a que el nombre del equipo de fútbol se pronuncia [yúnior], es evidente que ha tomado la forma del inglés. Ahora, debido a que las voces extranjeras se marcan entre comillas o cursivas, ¿debería cumplirse esto cuando hablamos del equipo de Barranquilla? No, pues se trata de un nombre propio.
Por otro lado, recientemente he visto con cierta frecuencia la locución «de ahí que» seguida de un verbo en indicativo, pese a que lo más usual es el subjuntivo. «Te comiste todo lo que había, de ahí que tengamos que volver a mercar» se lee como una oración adecuada. Sin embargo, «... de ahí que tenemos que volver a mercar» parece menos usual.
Recordemos que las formas verbales en indicativo nos sirven para informar, hablar de la realidad, de los hechos, mientras que el subjuntivo funciona para hablar de lo indeterminado, deseos o probabilidades. Como «de ahí que» expresa una consecuencia, podría pensarse que lo apropiado es el indicativo; sin embargo, estamos ante un caso excepcional en el que suele regir el subjuntivo (tanto presente como pretérito, dependiendo de la situación). La Gramática, no obstante, ha documentado ambos usos. El del subjuntivo, en todo caso, se considera más «normal» cuando la consecuencia que se introduce («volver a mercar») es algo secundario con respecto a la información principal («te comiste todo lo que había»).
