A la columna pasada sobre el uso del apóstrofo se podrían añadir otros ejemplos. En una ocasión anterior había mencionado que en apócopes como «pa» (coloquial de «para») el signo (’) no es adecuado. Tampoco lo es en aféresis (supresión de los sonidos iniciales) como «ta bueno».
Sin embargo, la situación cambia cuando «pa» —para seguir con el primer ejemplo— y la palabra siguiente no son independientes. Me explico: «ese plato es pa mí» es correcto porque la pronunciación de «pa» no afecta la pronunciación de «mí». Pero en casos como «eche p’allá» la pronunciación de «pa» y de «allá» quedan entrelazadas (se pronuncia una sola «a»), por decirlo de alguna manera. Por lo tanto, el apóstrofo es necesario.
Hay casos más complicados. Veamos: ¿es «pa’rriba» o «p’arriba»? Al respecto, la interpretación de la Fundéu, por ejemplo, ha discrepado de la de la RAE. La primera institución ha preferido la primera forma, mientras que la segunda recomienda la otra. Esto, creo, tiene sentido en la medida en que la Ortografía recoge muestras de ediciones no modernizadas de textos antiguos en los que se elide la última vocal de palabras como las preposiciones. Así, tenemos «m’es infierno» (en vez de «me es infierno»).
Creo que, por lo mismo, para la RAE, se escribe «p’alante» (no «pa’lante», como llegó a recomendar la Fundéu), al ser una contracción entre «para» y la forma coloquial «alante» (de «adelante»). La misma Ortografía advierte que cuando la vocal final de una palabra se encuentra con una «h» inicial en la siguiente, esa «h» se conserva. Así, la RAE recomienda que la unión entre «no» y «hombre» sea «n’hombre» (en la que, por supuesto, se suprime también la coma del vocativo: «no, hombre»).