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En la columna anterior, hice énfasis en que los nombres y apellidos, aunque no aparezcan con la tilde correspondiente en documentos oficiales –como la cédula de ciudadanía–, deben llevarla siempre. Es decir, los nombres y apellidos deben seguir las normas de ortografía, incluyendo las de acentuación. Por esa razón, apellidos como «Ruiz» u «Ortiz» no llevan acento gráfico: mientras que el primero es un monosílabo (los monosílabos, en general, no se tildan), el segundo es una palabra aguda que no termina en «n», «s» o vocal (si terminara en alguna de esas letras, sí debería tildarse). Por otro lado, «Martínez» o «González», aunque también terminan en «z», son palabras graves: tienen el acento en la penúltima sílaba. Debido a que no terminan en «n», «s» o vocal, deben tildarse.
Cambiando de tema, a causa del huracán Melissa (nombre que, según la Ortografía de la lengua española, no necesita marcarse con comillas ni cursiva), leímos tanto «jamaicano» como «jamaiquino», en referencia a las personas oriundas de Jamaica. Ambas opciones son válidas. Como siempre, para que haya consistencia, la recomendación es usar solo una forma dentro de un mismo texto.
Finalmente, también se ha hablado mucho del tratado de libre comercio con Estados Unidos. Aunque la sigla «TLC» abrevia gráficamente toda la expresión, su desarrollo debe escribirse en minúscula («tratado de libre comercio»), pues se trata de un nombre común. De hecho, el nombre propio del TLC con Estados Unidos no lleva ninguna de esas palabras («Acuerdo de Promoción Comercial entre la República de Colombia y Estados Unidos de América»).
