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En días pasados me llegó una consulta relacionada con la forma correcta para referirse al sexo de un tiburón: ¿«El tiburón hembra», «la tiburón» o «la tiburona»? Al respecto, la Real Academia Española (RAE) ha explicado que los nombres de la mayoría de los animales no domésticos son de género gramatical epiceno. Esto es: independientemente del sexo biológico del ejemplar, la palabra tiene un solo género gramatical: «El tiburón» (género gramatical masculino), «la ballena» (género gramatical femenino), etc. Si es necesario especificar el sexo biológico, se añade el marcador «macho» o «hembra»: «El tiburón hembra», «la ballena macho», etc.
«Las razones de por qué este tipo de nombres son epicenos seguramente tenga que ver con el hecho de que la distinción de género en ellos no ha sido tan relevante para el ser humano como en los animales domésticos o en aquellos con los que tiene una relación más cercana», explica la RAE.
Quisiera terminar resaltando una de las recomendaciones diarias de la Fundéu la semana pasada. Aunque es una expresión muy usada en el habla común, su ortografía (a la que me he referido en columnas anteriores) sigue siendo ampliamente desconocida. Me refiero al adverbio «superbién». «Al igual que ocurre con otros prefijos, “super-” se une en la escritura a la palabra a la que afecta. Por otra parte, el resultado es, en este caso, una voz aguda acabada en ene, por lo que le corresponde la tilde, incluso si “bien” va sin ella cuando se emplea de modo independiente; es decir, se trata de una situación similar a “antigás”, “macroplán” o “semidiós”», resume la recomendación.
@alejandra_mdn

Por María Alejandra Medina Cartagena, Gazapera
