
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
«No es cierto que los nombres propios puedan escribirse de cualquier forma». La Real Academia Española (RAE) responde así a la creencia popular de que los nombres «no tienen ortografía». Explica, además, que «poseen una grafía fijada por la tradición y se acentúan gráficamente según las reglas».
El asunto me ocupa a raíz de la consulta de un lector que puso sobre la mesa una realidad cotidiana: la falta de tildes en los documentos de identidad. Si bien en la más reciente actualización de, por ejemplo, la cédula colombiana se les puso la tilde a palabras como «República», no ocurrió así con los nombres, apellidos e incluso ciudades que deberían llevarla.
La explicación que da la Registraduría es que, cuando se instauró el Archivo Nacional de Identificación, no era técnicamente posible tildar las mayúsculas; y aunque hoy se podrían crear nuevos caracteres para cumplir con las normas de acentuación, esto implicaría una actualización interinstitucional en extremo compleja con el fin de que no haya inconsistencias entre los registros que cada persona tiene en entidades como las notarías, los consulados, etc.
Queda claro que nada de esto tiene que ver con la ortografía. Por eso, aunque su nombre ―por ejemplo, «Andrés»― o apellido ―digamos, «González»― aparezcan sin tilde en su cédula, lo correcto es escribirlos con el acento gráfico. De lo contrario, usted estaría aceptando que su nombre se pronuncia [ándres] y su apellido [gonzaléz].
En todo caso, pese a argumentos como los de la Registraduría, la RAE es tajante: «Si un nombre está mal acentuado en el registro, debe corregirse».
mmedina@elespectador.com
@alejandra_mdn
