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Antes de escribir esta columna les pregunté a varias personas qué entienden cuando alguien les dice que se quedó «impávido». Las respuestas fueron diversas e incluso contradictorias: «estupefacto», «sin temor», «imperturbable»... Y no es para menos, pues distintos usos han sido documentados para este adjetivo.
Según el Diccionario de la lengua española (DLE), es, literalmente, ‘libre de pavor’; puede leerse como equivalente de «valeroso», por ejemplo. Sin embargo, como sinónimo de «impasible» (‘incapaz de sentir’) puede adquirir una connotación negativa. De hecho, así se encuentra consignado, entre otros, en el Diccionario de uso del español, que lo define también como ‘imperturbable’.
Por mi parte, siempre he tenido muy presente su uso como semejante de «sorprendido», sentido que se encuentra en el Diccionario de americanismos. De esta manera, resulta prácticamente opuesto al significado de ‘sereno’, que el DLE también le atribuye a «impávido». Cuéntenme cuál es para ustedes el uso más común.
Quisiera referirme a otro par de palabras cuyos significados pueden causar confusión (o al menos debate): «desmentir» y «promoción». Aunque la primera puede implicar la demostración de que algo es falso, usarla como sinónimo de «contradecir» (esto es, controvertir sin tener que demostrar que alguien miente) no podría considerarse incorrecto, según sus distintas acepciones. Por otro lado, algunas personas tildan de inadecuado el uso de «promoción» como sinónimo de «ascenso» (en un contexto laboral, sobre todo), probablemente por parecer un calco del inglés. Sin embargo, el propio DLE, en su primera acepción, desmiente lo anterior.
@alejandra_mdn
