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“Ramiro”

María Alejandra Villamizar

10 de septiembre de 2023 - 09:05 p. m.

Como periodistas, la mejor manera de acompañar a Estefanía Colmenares, la directora del diario La Opinión de Cúcuta, recién amenazada por criminales, es hablar de lo que pasa en esa ciudad y ese departamento. La solidaridad con ella y con su familia y por supuesto el respaldo a su trabajo la ayudarán a sobrellevar el peso que se siente ante una amenaza de ese calibre. Digamos que recibir una amenaza en Cúcuta hoy, en plena campaña electoral, con los cables cruzados de esa realidad haciendo corto circuito, es un asunto de grandes ligas.

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En la capital de Norte de Santander hay presencia de todo tipo de organizaciones criminales, unas con historia como el ELN, rezagos del EPL que cambia de nombre con frecuencia, grupos armados de los nuevos carteles de droga y sus empresas de lavado que aprovechan la locura comercial incesante que se vive en la frontera. Los homicidios en general se atribuyen a vendettas entre bandas que defendiendo lo suyo van matando seres humanos como quien liquida pasivos de sus empresas y, al igual que en muchas otras ciudades del país, la percepción de seguridad es un asunto crucial hoy en Cúcuta.

Allí pusieron la bomba en la Brigada 30 contra los marines estadounidenses, allá se creó aquel atentado al helicóptero presidencial, allá llegan organizaciones internacionales con chalecos de todos los colores para revisar la situación con Venezuela, los migrantes, etc. Es la puerta de entrada a Arauca, que sabemos que es un departamento anfitrión del coctel más complejo de desajustes ilegales, y así sucesivamente se pueden seguir enumerando razones por las que la situación de Norte de Santander como departamento reúne todos los requisitos para aplicar a una nota sobresaliente en desinstitucionalidad.

En medio de esos macroproblemas, reaparece otro con nombre y apellido: Ramiro Suárez Corzo. Sin entrar en detalles sobre la vida del exconductor de volquetas que apoyó a políticos que después lo apoyaron a él para que luego se hiciera alcalde y ganara poder político con alianzas y alguna cosita más de múltiples orígenes, colores y todo tipo de prácticas clientelares con financiamientos exorbitantes, hay que decir sin titubeos que su nombre logró quedar en la historia que se contará de la ciudad. Su participación determinante en el asesinato de Alfredo Enrique Flórez lo tiene preso y sus cercanías con la ilegalidad se han investigado de forma recurrente, tanto que quiso entrar en la JEP, pero fue expulsado por no aportar verdades que permitieran establecer otras.

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Y ahora, meses antes de las elecciones locales, emerge con su condición de influyente reo para ser una vez más protagonista. El viernes el INPEC lo trasladó a Bogotá, luego de que se conocieran las visitas irregulares que recibía en el Hospital Erasmo Meoz. Coincidió su orden de traslado con las amenazas a Estefanía Colmenares.

“Ramiro” —nombre que se menciona en todas las esferas, sin necesidad de agregar más datos— había perdido influencia y hoy es difícil asegurar que él solo pueda poner alcalde. En el 2019 Cúcuta eligió para ese cargo a un candidato no político, Jairo Yáñez, un señor decente que fue apoyado por voto de opinión. La ciudad respiró confiada en que podrían haber llegado a su final los mandatos de las castas contaminadas por el “ramirismo”, pero Ramiro se puso las pilas para aprovechar la coyuntura que recoge el desánimo ciudadano ante los resultados de aquel alcalde bienintencionado y el muy marcado antipetrismo de la ciudad. Caldo perfecto para los cultivos guardados del líder popular que ya evidencia que resurgirá la efectividad de sus apoyos.

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Su alcaldía, es verdad, es recordada por regar toneladas de cemento en los barrios a los que no había llegado un peso; construyó puentes, avenidas y hasta alentó al Cúcuta Deportivo. Ese recuerdo existe y se usa para volver a restregarles a los pobres su pobreza con el mercado, la teja, el bulto de arena, que les demanda plata pero que rinde el día de las elecciones. Y en esas anda, como tantos que sienten que pueden darle vuelta a la página y continuar con lo que saben hacer, en este caso apoyando de nuevo al experimentado exgobernador-magnate William Villamizar para alcanzar la Gobernación —y la contratación— y a Juan Carlos García para la Alcaldía. Los votantes en Cúcuta saben qué significa eso. Y La Opinión seguirá haciendo su trabajo.

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