Es realmente increíble el comportamiento de un buen número de presidentes en América Latina. Cada noticia de la región nos deja sin palabras.
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Empiezo por Argentina, donde vemos un presidente peleando con medio mundo en un lenguaje y unas formas que dejan mucho que desear. En una gran insensatez y grosería.
Milei resolvió ser el juez de los presidentes en la región y en el mundo, y los divide entre quienes están con él y los otros que, según su criterio, son el horror. Hemos visto en las últimas semanas sus insultos al presidente español que, independiente de lo que pensemos de él, es un jefe de gobierno y nadie tolera que en su propio país lo insulte un visitante. No fue solo una vez a España; en menos de un mes, fue dos veces a insultar al presidente, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, increíblemente resolvió, en su pelea política interna con Pedro Sánchez, condecorar al presidente argentino; mal, muy mal.
A la cumbre de Mercosur en Uruguay decidió no ir para no encontrase con el presidente Lula. Si pensara en los intereses de Argentina, un país que tiene tanto que perder con una mala relación con Brasil, debería tratar de construir una relación positiva con su socio más importante. En cambio, va a ir a Brasil a verse con Bolsonaro.
Para seguir con el espectáculo, Milei, con los sucesos de la semana pasada en Bolivia, en un comunicado de la Presidencia afirmó que había sido un autogolpe del presidente Arce, en contravía de la posición que su país había adoptado, conjuntamente con otros países en la OEA , donde apoyaron al Gobierno de Bolivia. Lo que es increíble es que Milei compró la historia que difundió Evo Morales; un Morales que a Milei obviamente le parece otro desastre para Bolivia.
En Ecuador, el presidente Noboa también quiere ser juez de sus colegas, descalificándolos en medios internacionales. En un bochornoso espectáculo, persigue a su propia vicepresidenta para que renuncie para evitar que sea ella quien lo reemplace. No olvidemos la toma de la embajada mexicana que Noboa considera como su mejor acción como presidente. Realmente hemos caído muy bajo en la región.
Si vamos a Panamá, el presidente Mulino, recién posesionado, insiste en que va a cerrar el Darién y no hemos oído de Colombia ninguna reacción a lo que será una tragedia humanitaria si no hacen algo conjuntamente. Adicionalmente, el expresidente Martinelli, condenado por corrupción, asilado en la embajada de Nicaragua recibe visitas como si fuera un héroe nacional. La verdad es que la realidad de cada país no deja de sorprender… Eso sí, para mal.
Hace dos semanas vimos la noticia de la condena a 45 años de prisión por narcotráfico al expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, y queda la triste sensación de que el narcotráfico los venció. Surge el interrogante si los americanos sabrían previamente y dejaron que terminara su mandato para condenarlo. Muy, mal para Honduras.
En Colombia, desafortunadamente, también el presidente va en contra de varios presidentes de la región, lo que ha llevado al estancamiento de mecanismos regionales importantes para la integración.
Venezuela no se queda atrás. Vamos a presenciar unas elecciones que no tendrán observación internacional, que todas las encuestas dan como ganador a Edmundo González, donde la que hace la campaña es María Corina Machado y él aparece poco. Es tal vez el momento en que la oposición ha estado más cerca de ser gobierno en los últimos 25 años. Mientras tanto, Maduro está buscando a los americanos para retomar el diálogo. ¿Sentirá que puede perder? Nadie sabe qué pasará. América Latina en su peor momento.