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Juan Carlos Henao y su cercanía a Francia

María Ángela Holguín
11 de enero de 2024 - 02:05 a. m.

Conocí a Juan Carlos en París en 1988. Él estudiaba su doctorado en derecho en la Sorbona y yo vivía en París y hacía un curso de civilización francesa en esa misma universidad. Era una buena excusa para vivir en esa ciudad donde se queda el alma para siempre.

Él fue un personaje distinto. Se gozaba la vida, quería como nadie a sus amigos y le apasionaba la vida universitaria. Con su esposa Vicky nos abrió con generosidad su casa a muchos colombianos que vivíamos en París, y donde, para muchos, la soledad era su única compañía. En su casa la vida era una fiesta que había que celebrar.

Mantuvimos una amistad hasta los últimos días de su vida. No nos vimos durante unos años, pero el reencuentro fue como si hubiera sido el día anterior. Nunca dejó de ser ese caleño-francés alegre y divertido. Pasó siete años de su vida en Montpellier como profesor invitado, una ciudad en el sur de Francia donde lo quisieron mucho y le dieron un Honoris causa por su trayectoria académica y humanista. Recomiendo su discurso de aceptación de este reconocimiento para entender su espíritu.

Tuvo muchos amigos en Francia. Jueces y magistrados con quienes siempre mantuvo una comunicación y a quienes visitaba cada vez que volvía. A Juan Carlos lo apreciaron y valoraron mucho los franceses. Tenía la nacionalidad francesa y lo invitaron varias veces a que se instalara de manera definitiva allá, incluso ya para salir de la rectoría del Externado. Me acuerdo que en uno de los almuerzos, de los muchos que compartimos sobre todo en la época que él estaba de rector y yo en la Cancillería, me contó que se quería ir otra vez a Montpellier.

Fue rector de la Universidad Externado donde se formó y donde Fernando Hinestroza lo tuvo como uno de sus alumnos predilectos, y era entendible: tenía esa inteligencia y pensamiento libre que lo hacía encantador. Dejó la Corte Constitucional por el amor al Externado, siendo, sin duda, una gran pérdida para la institución.

De Juan Carlos Henao se ha escrito y se dirá mucho. Ante todo, era un extraordinario ser humano, que nunca pensaba mal de nadie, que cuando le hacían daño le costaba entender que muchas veces la condición humana es ingrata y envidiosa. Su manera de expresarse, lejos de los formalismos de los abogados, era totalmente coloquial e irreverente y hacía que su interlocutor se sintiera cercano. Así lo hizo con sus alumnos, sus colegas y sus amigos.

Era una persona muy poco común, totalmente al natural. Lo que decía era tal cual lo que pensaba, no tenía preconcepciones de nada. A mi modo de ver, era algo ingenuo, pero era parte de su singularidad, así lo conocí.

Fue negociador del gobierno en el capítulo de justicia del proceso de paz en 2015. Creía firmemente en la paz y en la necesidad de reconciliarnos como colombianos. Fue uno de los artífices de la JEP, a la cual defendió siempre, como defendió la justicia a lo largo de su vida.

Es una gran tristeza su partida, luchó contra la enfermedad hace unos años y tuve la esperanza de que ganara esa batalla. La ida de la gente que vale la pena y que hace grata la vida es muy dura. Como decía alguien en un artículo, era un bacán y el vacío que deja es muy grande. Con todo mi cariño por él. A Vicky y a sus hijas mi solidaridad.

 

Hincharojo(87476)13 de enero de 2024 - 05:38 p. m.
Una gran pèrdida.
usucapion1000(15667)12 de enero de 2024 - 08:00 p. m.
Me agrada MARÍA áNGELA, como a muchos colombianos. Lástima el pegoste que tiene acanto. Comparto que Juan Carlos Henao era un tipazo y un gran servidor público. Como toca.
PETER(t0n84)12 de enero de 2024 - 01:40 p. m.
El alma se deja en Medallo
Pablo(88449)11 de enero de 2024 - 08:41 p. m.
Excelente homenaje.
Chirri(rv2v4)12 de enero de 2024 - 06:48 a. m.
Sin dudar nada, pero de nada nada: te creo todo María Angela. ¡Un gran ser humano! y no como la porquería de fiscal que tenemos
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