
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El mundo realmente entró en una fase que no habíamos vivido los que nacimos en la posguerra, después de 1945.
Se rompió el sentido de solidaridad mundial. Estamos viendo una actitud de los países absolutamente mezquina, de “defiéndase quien pueda”, del “no me importa cómo esté mi vecino mientras yo esté bien”, y “no me importa lo que le pase al otro, lo que importa es el bienestar propio”; el individualismo en su máxima expresión.
En este último mes, con la llegada de Trump, esto se ha recrudecido. Nos ha mostrado que esa es su actitud y su política de relacionamiento con los otros países, y hay muchos presidentes y dictadores que se van sintiendo cómodos con esa actitud, llámese Putin, Milei, Orban, Bukele, Ortega, Maduro, Netanyahu y otros.
El pasado lunes 24 de febrero, en la Asamblea General de la ONU, vimos en lo que está el mundo. Una resolución que se venía negociando desde hace un tiempo, donde los europeos reclamaban el fin de la guerra en Ucrania haciendo un llamado a la promoción de una paz general, justa y duradera en ese país, se volvió una controversia por el lenguaje, los calificativos y la manera como se mencionaba a Rusia. Los Estados Unidos, que hasta enero eran los aliados de Europa, promovieron otra resolución donde se evitaba mencionar la agresión, se llamaba conflicto entre Rusia y Ucrania, sin condenas a Rusia y sin referirse a la integralidad de Ucrania ni las reparaciones por parte de Rusia por las agresiones en estos tres años de invasión.
En las dos resoluciones, Estados Unidos y Rusia votaron juntos. ¡Increíble! La lectura de la votación no deja de impresionar: países en contra del llamado a una paz en Ucrania. Estados Unidos y sus aliados de siempre en las resoluciones —las Islas Marshall, Palau, Israel—, junto a Rusia y sus aliados —Bielorrusia, Corea del Norte, Nicaragua—. Sorprende ver a Hungría votando en contra de sus socios europeos. Sumaron 18 votos en contra de la resolución y 65 países se abstuvieron, como Colombia, Brasil, Argentina, El Salvador y Panamá entre los latinos, y los países árabes.
¡Colombia absteniéndose en resoluciones de paz! Que alguien nos explique. 93 países votaron a favor de la resolución, entre los cuales estuvieron Chile y México.
Horas más tarde de la votación en la Asamblea General —cuyas resoluciones no son vinculantes—, Estados Unidos trasladó el debate al Consejo de Seguridad y logró lo que no pudo en la Asamblea. Propuso una resolución —vinculante porque fue en el Consejo— en la misma línea “suave”. Rusia complacida por el lenguaje utilizado por los estadunidenses, y quien usa su poder de veto sin timidez, no dejó que los europeos introdujeran cambios en esta resolución. Lo extraño es que ni Francia ni Gran Bretaña —con el mismo poder de veto por ser miembros permanentes del Consejo de Seguridad— lo usaron. Se abstuvieron y la resolución se aprobó, 10 votos a favor y cinco abstenciones. El lunes ganó Estados Unidos en la ONU, y perdió el multilateralismo.
La realidad es que la mitad del mundo está a favor de que se acabe la guerra en Ucrania haciendo justicia con este país, y la otra mitad tiene dudas sobre cómo se debe abordar el tema, no llamarla guerra, invasión o agresión, y si a Rusia se le debe condenar y exigirle reparación o simplemente no decir nada para poder negociar de manera pragmática.
Trump negocia en Arabia Saudita con Putin sin Europa, y lo que es peor, sin Ucrania y sin pensar en el costo para este país.
Cómo vaya a terminar esto no se sabe, pero lo que sí está claro es que el costo para Europa de esta guerra es inmenso, no sólo económico sino porque la unidad de Europa quedó muy debilitada, y su distanciamiento con su aliado incondicional es evidente.
