Algunas personas creen que hablar del tema de la imagen es superficial, que se trata solo de la forma física o la apariencia, debo asegurarles a los que así piensan que están completamente equivocados.
La imagen personal básicamente transmite lo que somos y como nos sentimos con nosotros mismos. Proyecta la energía con la que estamos fluyendo y lo felices o infelices que nos encontramos con la vida que llevamos.
Cuando utilizamos nuestra imagen conscientemente podemos influenciar la forma en que los otros nos perciben, pero si queremos dejar una huella positiva en todo aquel que nos conoce es importante revisar en nuestro interior cuáles son nuestras fortalezas y debilidades para trabajar sobre ellas, ya sea reforzando lo bueno o mejorando lo que nos hace sentir inconformes con nuestro temperamento, actitudes o forma de ser. Al igual que en el plano físico reconocer en nuestro cuerpo lo mejor que tenemos para sacarle el mejor provecho posible, cuidar sanamente de nuestro organismo haciendo ejercicio regularmente y alimentándonos de manera adecuada.
La imagen es un conjunto de factores que conforman esa proyección que le damos al otro, pero es fundamental ese reconocimiento interno de nuestra valía, esa aceptación y amor propio para desarrollar esa seguridad y actitud de confianza propia de la gente de éxito.
A lo que me refiero es que antes de ser esclavos de nuestro físico, de nuestro peso o de nuestra apariencia debemos trabajar en nuestra autoestima y autoconciencia, que es el primer paso de la inteligencia emocional. Estando alerta de nuestros sentimientos y emociones, ya que todo está entrelazado y lo superficial sería ser solo un maniquí vacio al interior.
Toma la firme decisión de cambiar los hábitos que no te gustan o no te aportan nada positivo y oriéntate a hacer la tarea de ejecutar lo que siempre has pensado hacer y nunca has tenido la determinación para realizarlo. Por ejemplo, hacer ejercicio, meditar, aprender algo nuevo o leer por 21 días seguidos generará que tu cerebro y organismo se habitúen a esta nueva rutina.
También aconsejo realizar un análisis personal para formular la estrategia más importante de tu vida. En la cual a través de un reconocimiento de tus fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas, aprovechando ese vigor y las oportunidades externas para lograr cualquiera que sea tu meta, ya que es fundamental tener un fin en mente, saber a donde quieres y a donde no quieres volver.
Una vez reconoces tu problema, tu mente y tu instinto encuentran los pasos para superarlo.
Mañana cuando te despiertes, levanta las manos en signo de triunfo y grítale al mundo “Hoy seré un ganador”.
Cuéntenme cómo les va con sus tareas vía @mariaclaugarcia
