LA CASA MORENO, COMO SE IDENTIfica el grupo político del alcalde Samuel y su hermano Iván, liderado por su mamá María Eugenia, “la capitana” que defiende los intereses de la Anapo aún dentro del Polo, está con apuros burocráticos antes de que entre en vigencia la Ley de Garantías que congela los nombramientos oficiales, a partir del próximo 29 de enero.
Mensajes van, mensajes vienen por cuenta de emisarios que piden renuncias a nombre del Alcalde Samuel. ¿Para qué? Para nombrar personas que garanticen votos en las elecciones de marzo. El objetivo primordial, asegurar la reelección de su hermano Iván en el Senado de la República.
El Alcalde Moreno le pidió a secretarios y directores administrativos presentar sus cartas de dimisión a finales de diciembre pasado, para quedar en libertad de reacomodar las fichas en la perspectiva electoral. Una de las poblaciones objetivo escogidas para la campaña de Iván Moreno es la de los vendedores ambulantes de Bogotá. Por esto, al despuntar el año, el alcalde le aceptó la renuncia a Inés Elvira Roldán, la gerente del Instituto para la Economía Social (antiguo Fondo de Ventas Populares), quien venía de la administración Garzón. Este Instituto maneja una base de datos ¡bastante coqueta! de 50.000 vendedores ambulantes con sus respectivas fichas socioeconómicas, una mina de oro para recoger votos, y un presupuesto de $50.000 millones para apoyarlos financieramente en su proceso de organización y formalización económica.
En su reemplazo fue nombrado Armando Aljure, hombre de toda la confianza de la capitana, quien manejó la logística en la campaña del alcalde Moreno, y quien reconoce sin pudor la tarea que llegó a hacer en el IPES. Tiene en sus manos la posibilidad de trabajar políticamente no sólo con los 50.000 vendedores ambulantes inscritos para los programas del gobierno distrital sino de manipular la expectativa de miles más, todos aquellos que han ido regresando a ocupar calles y andenes a la espera de una oportunidad, cuya invasión de espacios públicos en las principales arterias y en el centro de la capital es hoy una realidad incontrovertible.
La semana que pasó el sacrificado fue el defensor del Espacio Público, Germán Darío Rodríguez, otro experimentado funcionario, quien también fue separado del cargo para despejar el camino clientelista. Muy seguramente caerán en los días que faltan otras cabezas para garantizar que el propósito se cumpla con fluidez. La estrategia se completa con una decisión perversamente populista: bajar la presión de la Fuerza Pública en la vigilancia de calles y andenes para atraer a los vendedores a la administración distrital. El retroceso en la salvaguardia del espacio público es mayúsculo y puede derivar en una situación irreversible.
Resulta inaudito que el partido de los Moreno que dice ser de izquierda, no sólo esté abiertamente en el juego de la politiquería y el clientelismo a costa de las necesidades y la pobreza de la gente sino que sea capaz de sacrificar el interés colectivo por los votos, inciertos por lo demás, para un senador. Ojo alcalde Samuel, no abuse, que la ciudadanía está tomando nota y no es boba.
