La hora de las alianzas

ESTA NOCHE SE PONDRÁ PUNTO FInal a la penúltima etapa de la campaña presidencial más emocionante de las últimas décadas, que demostró que sí hay con quién y que sin Uribe no nos espera la hecatombe.

Gracias a la Corte Constitucional, que sacó del camino la mula atravesada de la reelección, constatamos que hay líderes de todos los colores y sabores capaces de asumir las riendas de un país complejo y turbulento.

Si como anticipan las encuestas hay empate técnico Mockus-Santos, las alianzas podrían hacer la diferencia. Y digo “podrían”, porque las adhesiones no garantizan que los votantes sigan como borregos las indicaciones de sus candidatos. El análisis de las encuestas indica que los votos de unos y otros se dividen. Según la última de Ipsos-Napoleón Franco, los votantes de Pardo, Petro y Sanín irían en forma mayoritaria hacia Mockus, y los de Vargas  hacia Santos.

La filiación partidista poco cuenta en las presidenciales y menos aún en la segunda vuelta, cuando la gente se siente más libre y vota por el candidato que más le llega al alma, así no sea del partido de sus afectos. Pero hay otros dos factores. El primero, que, salvo Pardo, los candidatos no hablaron de hacer un  gobierno con las banderas de sus partidos y sólo hicieron referencias a las ideas matrices de las colectividades que les sirvieron de plataforma, como fue el caso de Noemí. El segundo, que la mayoría de los electores se declaran sin partido o independientes.

No obstante, se cocinarán alianzas. La que parece obvia es la de Vargas Lleras con Santos, pero hay rumores en el sentido de que Vargas dejará en libertad a sus seguidores. Para Noemí una adhesión al candidato de la U es imposible. Hay diferencias y heridas muy profundas. No me sorprendería que se aparte de la decisión de la bancada azul y que se pronuncie por Mockus, a quien le ha hecho públicas carantoñas. Petro ha dicho que no cabe una alianza con los verdes, pero en campaña se dicen muchas cosas y nadie es río para no devolverse. No sería descabellada una alianza Mockus-Petro, que aportaron aire fresco a la campaña y tienen propuestas que, aunque con diferencias, coinciden en temas clave como la educación como factor para dar un salto cualitativo en materia de progreso social y económico. Si bien la fuerza de los verdes está en el voto de opinión, tendrán que sumar votantes liberales y de izquierda. No toda alianza es diabólica.

¿Y Pardo y los liberales? Las apuestas son por una alianza con Santos que, al fin y al cabo, tiene origen liberal. Pero no es tan simple. Primero, porque Santos uribizó su campaña más allá de lo tolerable para un partido que le hizo oposición a Uribe. Segundo, porque las diferencias entre Santos y Pardo son irreconciliables y porque están deterioradas las relaciones del candidato uribista con el ex presidente Gaviria, jefe natural del liberalismo, quien logró mantener unida a la bancada liberal y hoy está más cerca de Mockus que de Santos. Tercero, porque el ex ministro de Defensa dejó hondas heridas durante el debate por las ejecuciones extrajudiciales en el Congreso, cuando atacó a Juan Manuel Galán, cabeza de la bancada roja en el Senado que se estrena el 20 de julio. Palabras más palabras menos, le dijo que su padre Luis Carlos Galán debía estar revolcándose en la tumba por los debates del Partido.

A todo esto se suma el mensaje que Mockus sembró en la entrevista a Yamid Amat en El Tiempo, cuando dijo que en su equipo de gobierno estarán los mejores no importa partido, y que “para el Partido Liberal fue muy bueno que se les hayan ido los clientelistas para otro lado”. Pero todo depende del margen: si Santos llega a superar a Mockus por más de un millón de votos, la mayoría de la bancada roja planteará la alianza con el candidato de la U. Por ahora todo es especulación, porque en política lo único cierto es lo que ya pasó.