EL UNANIMISMO SANTISTA VOTARÁ, con similares o distintas motivaciones (como su deseo sincero de que perdure el uribismo, o beneficiarse de la piñata burocrática y, sobre todo, contractualista). Le resbala que la historia demuestre que una democracia no puede funcionar con un régimen de partido único.
El reto es mayor para la variopinta oposición. Si bien tradicionalmente el país ha votado contra algo, esta vez por lo que debe votar es por mantener su papel en una democracia. Es necesario dejar a un lado las diferencias y las mezquindades y votar por Mockus aunque no se esté de acuerdo con él, aunque se hubiera preferido a Petro o por cualquier otra razón.
También se puede votar por Mockus porque es una persona reflexiva y honesta, como lo es su vicepresidente, Fajardo. Porque es mejor promover girasoles que otras hierbas; porque los jóvenes que despertaron se merecen ese voto.
Se puede votar por los verdes, aunque uno sea liberal rojo o conservador azul, o polo amarillo o de cualquier color, sentido, o sabor.
Se vota por los artistas, porque pareciera que, en una sociedad de muchos yuppies y de mucha Colombia apasionada, se menosprecia el esfuerzo y la disciplina del creador y, sobre todo, su independencia de los poderes.
Se votará por el mantenimiento de la independencia del poder judicial, por la continuación de los juicios que vinculan a los paramilitares con la administración Uribe, por la culminación de los procesos sobre chuzadas y para que se les ponga coto, por el escogimiento de un fiscal que tenga la audacia de continuar las investigaciones, porque aplaudir la ‘Operación Camaleón’ no significa avalar los falsos positivos.
Se vota para que la presión ciudadana obligue al nuevo PRI colombiano a ser transparente, le haga seguimiento a las contrataciones para que no haya más Nules que acaparen las licitaciones públicas, para que un manto de silencio no cubra el derecho de las víctimas de ejecuciones extrajudiciales y de desplazamiento forzado a la verdad, la justicia y la reparación.
Por todo eso, hay que votar y no escudarse en la abstención o el voto en blanco.
EL UNANIMISMO SANTISTA VOTARÁ, con similares o distintas motivaciones (como su deseo sincero de que perdure el uribismo, o beneficiarse de la piñata burocrática y, sobre todo, contractualista). Le resbala que la historia demuestre que una democracia no puede funcionar con un régimen de partido único.
El reto es mayor para la variopinta oposición. Si bien tradicionalmente el país ha votado contra algo, esta vez por lo que debe votar es por mantener su papel en una democracia. Es necesario dejar a un lado las diferencias y las mezquindades y votar por Mockus aunque no se esté de acuerdo con él, aunque se hubiera preferido a Petro o por cualquier otra razón.
También se puede votar por Mockus porque es una persona reflexiva y honesta, como lo es su vicepresidente, Fajardo. Porque es mejor promover girasoles que otras hierbas; porque los jóvenes que despertaron se merecen ese voto.
Se puede votar por los verdes, aunque uno sea liberal rojo o conservador azul, o polo amarillo o de cualquier color, sentido, o sabor.
Se vota por los artistas, porque pareciera que, en una sociedad de muchos yuppies y de mucha Colombia apasionada, se menosprecia el esfuerzo y la disciplina del creador y, sobre todo, su independencia de los poderes.
Se votará por el mantenimiento de la independencia del poder judicial, por la continuación de los juicios que vinculan a los paramilitares con la administración Uribe, por la culminación de los procesos sobre chuzadas y para que se les ponga coto, por el escogimiento de un fiscal que tenga la audacia de continuar las investigaciones, porque aplaudir la ‘Operación Camaleón’ no significa avalar los falsos positivos.
Se vota para que la presión ciudadana obligue al nuevo PRI colombiano a ser transparente, le haga seguimiento a las contrataciones para que no haya más Nules que acaparen las licitaciones públicas, para que un manto de silencio no cubra el derecho de las víctimas de ejecuciones extrajudiciales y de desplazamiento forzado a la verdad, la justicia y la reparación.
Por todo eso, hay que votar y no escudarse en la abstención o el voto en blanco.