EL PROCESO DE ADJUDICACIÓN DEL tercer canal es un sainete como lo fue la tragicomedia de la Emergencia social para "resolver" el destiempo de medidas no tomadas en el sector de la salud.
El régimen acomoda así las justificaciones de sus bandazos e imprevisiones. Concluye que todo se hizo para bien de los colombianos (o de la Patria, expresión que, por cierto, se escucha menos que antes).
El 5 de mayo se abrirá formalmente la licitación, luego (se nos dice) de atender las quejas y reclamos de los organismos de control. El proceso comenzó hace tres años con inauditos tires y aflojes de comisionados y sectores, o bien no especialmente interesados en que haya licitación (me refiero a RCN y Caracol), o bien, en mantenerla (el caso de Planeta, como se nota por las distorsiones informativas de El Tiempo, entregado totalmente a Juan Manuel).
Con la peculiar teoría, avalada por la Contraloría, de que así se fomenta el pluralismo, la CNTV multiplica mensajes institucionales según los cuales el tercer canal nos traerá más variedad y el 67% queremos eso, que no sabemos qué es. Nos quieren convencer de que es pluralista una subasta de un solo proponente. Eso me recuerda el sentenciado cohecho de Yidis, delito cometido por la mano que recibió y no por la que dio.
“Prevalecerá el derecho de los colombianos a tener una mejor opción”, concluye con satisfacción de héroe el presidente de la CNTV, Juan Andrés Carreño, próximo a terminar sus funciones. “La CNTV hizo un alto en el camino como lo pidieron los organismos de control para ratificar la absoluta transparencia del proceso”, agrega. Pero en tres años, los colombianos atónitos sólo hemos visto cómo se contrataron unas bancas de inversión y asesores pagados con millonarias sumas.
Ni una palabra sobre la inconveniencia ética de que este gobierno, en su último suspiro, decida sobre la licitación, que será adjudicada en julio. Es decir, antes de la posesión del nuevo presidente, que en esto como en otros temas (por ejemplo, vigencias futuras comprometidas) quedará convenientemente amarrado. ¿Dónde está la Procuraduría, callada desde enero?
