Los colombianos apreciamos la familia, el fútbol, los paseos, los amigos, la poesía. Pero siempre vemos mal a los gobiernos, la justicia, la salud pública, etc. Por eso, de vez en cuando, vale la pena apreciar instituciones que han podido resucitar luego de crisis profundas.
Estoy hablando de la justicia. Hace casi una década, los largos procesos a los parapolíticos arrastraron a algunos magistrados al fango de la corrupción; vendían decisiones a cambio de coimas multimillonarias. A comienzos de este mes, sin embargo, la Corte Suprema de Justicia dejó en firme las condenas contra Francisco Ricaurte y Gustavo Malo, quienes fueran...
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