Se suponía que las próximas elecciones del 29 de octubre serían una fiesta. El Acuerdo de Paz, que se firmó hace siete años, abrió el camino para que los candidatos pudieran participar sin estigmas ni ataques de guerrillas o paramilitares. Por eso fue posible que en 2022 ascendiera a la Presidencia un candidato improbable, uno perseguido por tres décadas. Eso es democracia, cuando no es predecible el resultado.
Aun si el gobierno de Petro resultaba regular o malo, su triunfo significaba caminar hacia el futuro, pues afianzaba la idea de que por fin habíamos cerrado el capítulo de la violencia como arma de la política. No obstante,...
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