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“¡Berracas, carajo! Es lo que este país necesita. Más mujeres al poder, porque nosotros, los hombres, no pudimos”, fue el trino emocionado del ciudadano Rafa Pérez (@rajopefra) ante la foto de las cinco magistradas de la Corte Constitucional, la última de las cuales, Natalia Ángel, fue nombrada por el Senado la semana pasada.
Con el nombramiento de Ángel, las mujeres son ahora mayoría (cinco a cuatro) en la Corte que vigila el cumplimiento de la Constitución y protege, en última instancia, los derechos de los colombianos.
Ángel, profesora de los Andes, con maestría en Harvard y doctorado en Canadá, lideró en su universidad el Programa de Acción por la Igualdad y la Inclusión Social (PAIIS), que desde hace más de una década defiende los derechos de las personas con discapacidad y otras personas marginadas. Fue abogada y magistrada auxiliar de esta Corte y coordinó la sala que vigiló el cumplimiento de su famosa tutela T-025, que en 2004 obligó a un Estado indolente a responder ante la crisis humanitaria de seis millones de desplazados internos por el conflicto armado.
Las otras magistradas despliegan trayectorias igualmente valiosas. Cristina Pardo, vicepresidenta de la Corte y magistrada desde 2017, ha sido profesora del Rosario en Derecho Constitucional y fue magistrada auxiliar de la Corte Constitucional por 14 años. Diana Fajardo fue magistrada auxiliar por cuatro años en esta Corte, directora de la Agencia de Defensa Jurídica del Estado y muy joven asesoró a las consejerías presidenciales para el desarrollo de la Constitución en 1991. Gloria Stella Ortiz, la más antigua, nombrada en 2014, es del Externado y ha tenido una impresionante carrera en la Rama Judicial, habiendo sido magistrada auxiliar de tres altas Cortes. Desde la Constitucional ha defendido los derechos de las mujeres.
Paola Meneses, abogada javeriana, tiene menos trayectoria en Derecho Constitucional y hubo críticas a su nombramiento por su cercanía personal con Duque, pero ha hecho una carrera destacada en servicios públicos como superintendente del Subsidio Familiar y en la ETB.
Aunque esta mayoría es frágil —la magistrada Ortiz termina su período en julio de 2022 y no hay garantía de que la suceda otra mujer—, hay que celebrarla, pues da ejemplo de hacia dónde debe ir el país si quiere representar realmente a toda su población.
Contrasta la foto de las magistradas con las de los precandidatos de todas las tendencias en las Conversaciones de País que realizaron en días pasados Caracol TV y La Silla Vacía. Equipo por Colombia: cuatro hombres, Coalición Centro Esperanza: seis hombres, Pacto Histórico: cuatro hombres y una mujer. Ellos intentaron dar explicaciones al respecto, declarando su fe en la igualdad de género y citando a las muchas mujeres que estaban detrás de ellos ayudando. ¡Pero es que esa es precisamente la realidad que queremos cambiar, que las mujeres no sean las auxiliares sino las titulares, como ha sucedido en la Corte Constitucional!
No es un asunto de cuotas ni de corrección política. En el Pacto Histórico había una precandidata en escena, Arelis Uriana, y otra que no fue, Francia Márquez. Al menos en ese movimiento hubo cabida para dos voces de las excluidas, no solo como mujeres sino también como voceras de las urgencias no atendidas de las comunidades étnicas. Aun así, ninguna compite realmente con Petro.
Por fortuna para nosotros, la Corte Constitucional ha ido incluyendo a los colombianos que la política deja por fuera. Al tener hoy una mayoría de mujeres, ellas se vuelven a poner a la vanguardia en la representación de un país donde, aunque somos más las mujeres, los políticos parecieran no darse cuenta aún.
