
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Joe Biden confunde un nombre con otro y a veces dice frases incoherentes, pero su gobierno ha sido inmensamente mejor que el de su antecesor.
Un completo reporte de Bloomberg detalla sus logros: le dio refugio a 2,4 millones de inmigrantes que llegaron solicitándolo; facilitó que más de 20 millones de personas obtuvieran seguro médico a bajo costo y que se crearan 14,8 millones de empleos; bajó la inflación a una velocidad sin precedentes; también ayudó a que la desigualdad disminuyera y cayera el índice de homicidios, habiéndolo recibido alto de Donald Trump. Además, ha hecho la mayor inversión para reparar la maltrecha infraestructura pública de carreteras, puertos y transporte en décadas.
Muy pocos se han enfocado en las múltiples y descaradas mentiras que Trump dijo en el famoso debate. A nadie parece escandalizar que quiera ganarse el favor del pueblo a punta de fraude (no por nada ha sido condenado por un jurado por falsificar documentos y cuentas de su campaña anterior).
La revista Rolling Stone analizó una lista de sus peores mentiras en ese debate. Trump dijo que la congresista demócrata Nancy Pelosi era responsable de los sucesos del 6 de enero de 2021, cuando trumpistas furibundos intentaron tomarse el capitolio. El comité de la Cámara de Representantes que investigó el caso concluyó que Trump mismo había sido parte de la conspiración para desconocer los resultados de las elecciones en las que fue derrotado. Trump aseguró que Pelosi no había aceptado reforzar la guardia como él le había ofrecido, cuando la verdad es lo contrario: justo antes el Pentágono había limitado la habilidad de la guardia de desplegar tropas en la capital, según aseguró el propio comandante de la guardia nacional.
En el debate, Trump sostuvo que el gobernador de Virginia proponía legalizar el infanticidio, cuando en realidad este habló de la libertad de la madres de tener a sus bebés aun cuando les dijeran que no iban a sobrevivir después de nacidos. Trump dijo que había reducido el costo de la insulina para todos, cuando eso lo había hecho Biden con Medicare. Dijo que tenía los mejores números de aire limpio y agua, cuando en su gobierno se aflojaron los controles para proteger el agua y mejorar el aire y otras regulaciones ambientales. Trump, quien sacó a su país del acuerdo de París sobre clima, dijo que los programas para bajar las emisiones de combustibles fósiles costaban trillones. Antes el secretario de Transporte de Biden había explicado que se gasta mucho más, 15 millones de dólares cada hora, en subsidiar al petróleo y al gas.
Trump mintió diciendo que su gobierno consiguió el mayor crecimiento económico de todos los tiempos, cuando, aun excluyendo la pandemia, en las administraciones de Clinton y de Biden la economía creció más. Lo mismo con su desempeño en empleo y en el endeudamiento.
Si el demócrata Biden cae no será porque su gobierno haya sido malo, sino a pesar de haber sido excelente; y si el déspota Trump sube no será porque sus verdades brillen con luz propia, sino porque es el que mejor y más eficazmente miente.
La democracia pende de un hilo, porque si sucumbe la mayor del mundo, no habrá esperanza para las demás. América Latina quedará en manos de embaucadores del populismo trumpista, como los que ya asomaron en El Salvador, Argentina o Brasil. El trumpismo tampoco buscará salidas democráticas para nicaragüenses, venezolanos o cubanos que hoy sufren bajo crueles dictaduras; su moneda diplomática son los negocios convenientes, como ya lo demostró Trump con su favorecimiento a Putin.
Eso está en juego mientras discutimos apasionadamente la última frase confusa de Biden.
